Los Estados de la Unión Europea (UE) dieron este martes luz verde a la Ley Europea de Chips con la que el bloque quiere duplicar su producción de semiconductores hasta cubrir el 20 % de la fabricación mundial y reducir así su dependencia de Asia para unos componentes clave en el desarrollo tecnológico.
El visto bueno de los países era el último paso necesario para que la ley pueda entrar en vigor, después de que a principios de mes la Eurocámara aprobase por amplia mayoría el acuerdo sobre la misma que habían alcanzado en abril.
«Con la Ley de Chips, Europa será un líder en la carrera mundial por los semiconductores. Ya podemos verlo en acción: nuevas plantas de producción, nuevas inversiones, nuevos proyectos de investigación», dijo en un comunicado el ministro de Industria, Comercio y Turismo español, Héctor Gómez, que preside las reuniones entre sus homólogos al ostentar España la presidencia rotatoria de la UE.
La ley, organizada en tres pilares, prevé aumentar la capacidad de fabricar chips en territorio europeo, incluidos aquellos de vanguardia, consolidar el liderazgo europeo en investigación en semiconductores y favorecer el traslado de estas innovaciones al mercado, así como vigilar mejor las cadenas de suministros para anticipar crisis y responder a ellas.
Estará dotada con 3.300 millones de euros del presupuesto europeo, pero la Comisión Europea calcula que permitirá movilizar unos 43.000 millones de euros al atraer otras inversiones públicas, por ejemplo del fondo de recuperación pospandemia, y privadas.
La UE espera reducir así su dependencia de Taiwán y Corea del Sur, que tienen casi un duopolio mundial en la fabricación de chips – producen el 100 % de los más avanzados – y entrar en la carrera global por impulsar un sector al que China, Estados Unidos y Japón destinarán subsidios milmillonarios en los próximos años.
Para aumentar la manufactura de chips, la ley europea prevé identificar fábricas «primeras en su género» por sus procesos de producción o su nivel de innovación, que se beneficiarán de ayudas públicas adicionales y procedimientos administrativos acelerados.
Entre estas podrán incluirse aquellas que produzcan equipamiento para fabricar chips, un sector donde la UE cuenta con empresas líderes. También se beneficiarán de apoyo público adicional aquellos centros de diseño de chips que reciban un sello de «excelencia».