El Tribunal Supremo de Justicia declaró “nulidad absoluta” la modificación del Reglamento de Interior y Debates de la Asamblea Nacional aprobada en sesión extraordinaria el pasado martes.
La sentencia señala que el parlamento como poder público obliga a la presencia física de sus miembros para deliberar, consensuar y tomar decisiones, de allí que “todos los parlamentos del mundo deben tener una sede que en nuestro país está reconocida constitucionalmente y tiene además carácter histórico como símbolo del poder nacional”.
En ese sentido, el TSJ remarcó que no existe en el derecho comprobado “ningún parlamento virtual, todos exigen la presencia física de sus integrantes”.
Sin embargo en aquellos casos de diputados que por motivos de persecución política u otras de fuerza mayor no puedan asistir presencialmente, este deber podrá ser cumplido por mecanismos no presenciales que empleen tecnologías de la información y la comunicación.
Señalan que el Parlamento necesita la presencia de la mitad más uno del total de los 167 diputados para que se lleven a cabo las sesiones: 84 parlamentarios imprescindibles para que se llegue al quórum requerido para seguir funcionando y que está amenazado, puesto que varios de ellos han huido del país.
La ANC ha sido la entidad encargada de suspender las inmunidades a una veintena de diputados al asumir una competencia que constitucionalmente corresponde a la Asamblea Nacional pero que consideran legalmente propia.
Uno de los riesgos que sobrevuelan en caso de que los diputados no puedan votar de forma virtual es que el presidente de la AN, Juan Guaidó, cuyo mandato debe ser renovado el 5 de enero, no obtenga los votos suficientes para continuar ejerciendo el cargo.
Sustentado sobre la interpretación de varios artículos de la Constitución, Guaidó ha tenido durante 2019 un duro pulso con el presidente Nicolás Maduro al anunciar que asumía la presidencia interina del país en enero, cargo en el que ha sido reconocido por más de medio centenar de países.
De ese modo, en caso de que no fuera reelegido como presidente del Parlamento, no podría sostener su lucha con Maduro desde la misma posición de fuerza.