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Trump activa al Ejército para frenar protestas y disturbios

“Soy el presidente de la ley y orden”, proclamó Donald Trump en una rueda de prensa en los jardines de la Casa Blanca en la que anunció el despliegue de “miles y miles de soldados y agentes del orden fuertemente armados” para asegurarse de que se cumpla el toque de queda decretado por el ayuntamiento de Washington para contener las protestas contra el asesinato del afroamericano Gerge Floyd en Minneapolis a manos de la policía.

Pasadas las once de la noche, un helicóptero del ejército realizaba vuelos extremadamente bajos en la capital para tratar de dispersar a los manifestantes.

Trump definió el grueso de las protestas como “terrorismo doméstico” e invocó una ley de 1807 para desplegar el Ejército en los estados que no sean capaces de frenar la violencia. “Protegeré vuestras vidas y vuestros derechos, también la segunda enmienda”, añadió el presidente en alusión al pasaje de la Constitución que protege la posesión de armas. Ni un guiño, ni un gesto a las demandas de los manifestantes, la mayoría pacíficos.

Después que efectivos de la Guardia Nacional, una rama de reserva del Ejército formada por voluntarios, y la policía federal dispersara a los manifestantes frente a la Casa Blanca con gases lacrimógenos, balas de goma, empujones y caballos, Trump salió a pie para visitar, Biblia en mano, la iglesia de Saint John, que la víspera acabó en llamas en medio del caos y hacerse una foto con parte de su equipo.

Mariann Budde, la obispa responsable de esa iglesia episcopaliana se declaró “indignada por el abuso de los símbolos sagrados” por parte del presidente, Biblia en mano, frente al templo. “No podía creer lo que mis ojos veían esta noche. El presidente no vino a rezar a Saint John”, añadió Budde, que criticó la incapacidad de Trump reconocer el dolor y la agonía que atraviesa el país, así como la “falta de liderazgo moral y político”.

Horas antes de su intervención ante la prensa, se filtraba la acalorada charla telefónica que Trump mantuvo con los gobernadores de los 50 estados del país, a los que insultó con la misma pasión con la que les pidió contundencia con los manifestantes. “Tienen que imponerse porque si no les van a pasar por encima y van a parecer una banda de imbéciles. Tienen que detener y procesar a la gente, si no esto va a ir a peor. La mayoría de ustedes son unos débiles”, les gritó.

Además de las protestas en Washington, en Nueva York se registraron saqueos. Las tiendas de Microsoft, Nintendo, Michael Kors, Kate Spade o Barnes and Noble de la Quinta Avenida fueron las que más sufrieron.

También hubo manifestaciones y disturbios en Atlanta, Los Angeles, Chicago y Dallas.

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