Para el transporte pesado, la situación se ha tornado crítica en los últimos meses, ya que de 2.000 unidades que conforman la flota, solo 200, que representan 10%, están operativas.
En este sentido, Emigdio Palumbo, presidente de la Cámara de Transporte Pesado, advierte que “la poca carga que arriba a las instalaciones portuarias son del propio Gobierno y se transportan a través de empresas de maletín o estatales, cancelando los servicios muy por debajo de lo estimado”.
Sostiene que ante el panorama socioeconómico del país, la única alternativa para las empresas es entablar un acuerdo con los trabajadores y evitar llegar a la quiebra.
“Es la opción más sensata para quienes un aumento salarial como el anunciado por el Ejecutivo nacional sentencia la desaparición progresiva de las empresas”.
Las importaciones son mínimas, inclusive las del mismo Gobierno, indica, sumado al problema de la inseguridad que también afecta gravemente al sector.
Refiere que a diario los conductores del transporte pesado deben lidiar con los atracos a mano armada, inclusive las gandolas, que son despojadas de sus cauchos y demás repuestos.
El dirigente gremial alega que a la merma en las importaciones, se suma la deuda que mantiene el Gobierno con algunas empresas del sector y la falta de repuestos para los vehículos pesados.
“La situación para noviembre-diciembre no es nada alentadora, las proyecciones de importación son cero y lo único que queda es salvar los sueldos y prestaciones de los trabajadores”. /ep