Doriana León, dorianaleonlaverdad@gmail.com.- ¡Ya estamos cansados de amenazas, no nos callaremos más! Esta fue la consigna que mantuvieron este lunes, los trabajadores del Centro de Atención Psicofamiliar El Niño y El Mar, anteriormente conocido como Hospital de Niños Excepcionales de Catia La Mar, al romper el silencio y denunciar sobre las recurrentes irregularidades que evidencian la precariedad en la que viven los pacientes del centro.
“Nosotros somos su familia. No podemos seguir callando toda esta situación, los pacientes están pasando trabajo. En un mes se han muerto tres niños, el director dice que han sido por causas naturales pero esta incidencia tan alta de decesos nunca antes se había visto en este hospital, que se ha convertido en un depósito de seres humanos”, denunció Manuel Bolívar, trabajador del centro.
Aseguran que aunque la crisis en el nosocomio que atiende a una población de más de 90 pacientes, entre postrados y quienes se pueden valer por sí mismos, es generalizada, la falla más grande radica en el supuesto desvío de alimentos.
“Aquí llega la comida cada 15 días. De esos insumos nos dicen que debemos mandarles al Martín Vegas y al Materno de Macuto, cuando ellos tienen sus propias cocinas. Esto nunca antes se había visto, aquí la comida que llegaba era de nosotros. La fruta se desaparece misteriosamente y nos obligan a darle a los niños agua con avena y bollito sin queso”, señaló Rafael Urbano, personal de la cocina y delegado sindical del hospital.
De 48 kilos de proteína que asignaban diariamente para el desayuno, almuerzo y cena de los pacientes, hoy escasamente preparan 18. “El pollo y la carne ya no se sirve por piezas, tenemos que desmecharlo para rendirlo. El desayuno de antes era arepa con queso, leche, mermelada y gelatina; hoy servimos con tristeza agua con cereal, porque hasta la leche se la llevan”, aseguró.
No hay medicinas
El personal de enfermería del hospital denunció que muchos pacientes se complican, ante la escasez de psicotrópicos. “La farmacia está desabastecida. No hay Epamin, Fenobarbital, Tegretol, Sinogan y otros fármacos que se utilizaban para el control de los niños. Muchos convulsionan y otros se vuelven más agresivos por la falta de la medicina”, dijo Lourimar Rivillo.
Si se complica un paciente, ¡ambulancia, no hay!
El camillero Robert Aponte, aseguró que el personal trabaja más allá de un quince y un último, “por el cariño que le tienen a los pacientes”. Dijo que en el hospital carecen de camillas, sillas de ruedas y materiales para la atención ante una emergencia. “Si se complica alguno de nuestros niños, tenemos que esperar que el 171 nos mande una ambulancia, porque la de nosotros está parada desde hace meses. El transporte tampoco funciona”.
Informó además que los niños se “sortean” las camas con colchones. “Muchos duermen en el piso o en colchonetas que no están aptas para el uso de humanos”.
“Fuera el director”, gritaron
Entre las peticiones de los trabajadores durante la protesta pacífica que se mantuvo a las puertas del hospital, estuvo la destitución del director del nosocomio, doctor Miguel Sanvicente. “Yo tengo 20 años trabajando en este hospital y nunca antes había pasado por aquí una gerencia tan ineficientes como la actual. Queremos que el doctor sea destituido de su cargo porque no da la talla para semejante responsabilidad”, dijo Carlos Arteaga, quien pidió al gobernador García Carneiro y a la directora de Salud, Yadira Castillo, la realización de una asamblea, “para que escuchen la verdadera situación en la que viven los niños, y no las patrañas del director”.
Insalubridad
Las aseadoras advirtieron que en el hospital reina la inmundicia. “Los niños muchas veces pasan días sin bañarse porque no hay agua. Tienen que dormir entre heces porque no hay para lavar las sabanas. A veces se acaba la ropa y los tienen que dejar desnudos. Todo esto es inhumano”, señaló Yenny Mayora.
Desinfectante, cloro y detergente son químicos que los trabajadores dejaron de ver desde hace varios meses. “Tenemos que traer insumos de nuestros hogares para poder medio limpiar”.
Agregan que las moscas y chiripas se han apoderado de los rincones. “Hace dos meses una chiripa se me metió en la oreja mientras descansaba y he tenido que gastar un dineral en estudios y medicinas. Lo mismo ocurre con los niños, quienes mientras duermen son posaderos de moscas y cucarachas”, indicó Yenny Marval.
Acceso limitado
Durante la cobertura periodística de la manifestación, fue limitado el acceso al equipo del Diario La Verdad. “Tenemos órdenes de la dirección de no dejar pasar a la prensa”, dijo el personal de seguridad.
El doctor Sanvicente abordó a la prensa a las puertas del hospital, para indicar que se debe corroborar y publicar ambas versiones. Al solicitársele entonces la versión oficial, dijo “no tomes nota que no te voy a declarar”, dando media vuelta e ingresando nuevamente al centro. Luego dio la orden al vigilante de no dejar pasar “a nadie”./DLR/jd