Políticos, deportistas y dueños de equipos tratan de dilucidar una forma de poner en marcha otra vez las ligas profesionales, no sólo por motivos económicos, sino con el fin de brindar una diversión que sería bienvenida para una población confinada y que enfrenta tiempos inciertos.
Pero lograrlo requeriría de contar con miles de tests a la semana para detectar cualquier posible infección entre los bien remunerados deportistas profesionales y el personal que se requiere a fin de realizar los partidos.
Y la realización de tal número de análisis no sería una medida muy popular, mucho menos en momentos en que ciudadanos comunes de Estados Unidos deben hacer fila para que se les hagan las pruebas.
Los líderes de las distintas ligas, como la NBA y MLB, están conscientes de la imagen terrible que darían si se adelantan en la fila de las pruebas. Al tanto de una potencial represalia, los comisionados y dueños dicen que, en tanto el público en general no tenga más acceso a las pruebas, no harán esfuerzos a fin de obtenerlas para los jugadores.