Dos potentes terremotos, de magnitud 7,8 y 7,5, respectivamente, dejaron más de 5.000 muertos y una enorme devastación en Turquía y Siria.
Los sismos ocurrieron en la madrugada del lunes 6 de febrero y el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, lo describió como «el peor desastre que ha vivido el país en el último siglo, después del terremoto de 1939 en Erzincan».
El número de víctimas creció rápidamente desde primera hora de la mañana y las autoridades advirtieron que la cifra seguirá subiendo, a medida que avanzan las operaciones de búsqueda y rescate.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) alertó por su parte que el número de víctimas puede multiplicarse por ocho.
Europa sigue conmocionada por el violento terremoto que sacudió Turquía y Siria y dejó un registro de al menos 5.400 muertos y unos 20.000 heridos. En las últimas horas, rescatistas de todo el continente viajan a las zonas afectadas para colaborar con las tareas de salvataje. Incluso Rusia aportó voluntarios.
El sismo, de 7,8 en la escala de Richter, duró poco más de 30 segundos. El epicentro fue la región de Kahramanmaras, a unos 600 kilómetros al sudeste de Ankara, a una profundidad de siete kilómetros, precisó la Presidencia de Gestión de Desastres y Emergencias (AFAD), de Turquía.