Un terremoto de magnitud 6.2 sacudió una remota región montañosa en el extremo norte de la meseta Qinghai-Tíbet el lunes poco antes de la medianoche, matando al menos a 126 personas e hiriendo a 734, según medios estatales chinos.
Las autoridades han movilizado toda una serie de medidas de emergencia, pero las labores de rescate han resultado difíciles a temperaturas bajo cero. La mayor parte de China se enfrentaba a temperaturas bajo cero mientras una ola de frío recorría el país.
El sismo dañó más de 155.000 edificios, según el canal público de televisión CCTV, y obligó a los vecinos a salir a la calle, con unas temperaturas gélidas.
Los equipos de rescate continúan trabajando contra reloj y en medio de una intensa ola de frío para encontrar supervivientes tras el terremoto.
Los equipos temen que las bajas temperaturas, de hasta -14 grados centígrados, dificulten las tareas de auxilio, según un testimonio de un rescatista citado por la revista china Newsweek, que también apunta a complicaciones para acceder a las regiones montañosas afectadas por el sismo, de magnitud 6,2, y que tuvo su epicentro en la frontera entre las dos citadas provincias.
Además de los 127 fallecidos (113 en Gansu y 14 en Qinghai) y los heridos, hay al menos 20 personas desaparecidas, informa la prensa oficial, y los equipos están tratando de encontrarlos pese al temporal utilizando drones, excavadoras y topadoras.