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Teleférico al litoral se construye de espaldas a la Constitución

Felipe Díaz construyó su casa con sus propias manos. La vivienda ocupa un área de 50 por 10 metros cuadrados en el sector Manzanares de Galipán. En el terreno que rodea la vivienda practica la floricultura y de eso vive, aunque desconoce por cuánto tiempo podrá seguir haciéndolo.

En los últimos ocho meses ha recibido la visita de funcionarios de la Guardia Nacional Bolivariana, Inparques, Venezolana de Teleféricos (Ventel), un fiscal y un juez agrario. La última vez, el 22 de junio de 2015, llegaron todos juntos. La razón es que en el terreno ocupado por Díaz deben ubicar la torre N° 32 del teleférico Waraira Repano-Macuto.

“No hablan de expropiaciones ni de indemnización. Dicen que no habrá necesidad de afectar a nadie, pero cómo no hacerlo si el movimiento de tierra para poner una torre es inmenso”, expresa Díaz.

El floricultor se preocupa porque la casa ceda cuando comiencen las obras.

Señala una grieta en el piso, en la parte de atrás de la vivienda, para justificar su temor. “La promesa es que harán una pantalla o un muro, pero no creo en esa promesa”.

El vaciado de las bases para las torres del teleférico comenzó en julio.

Hasta ahora hay 3 bases listas y se encuentran trabajando en la cuarta. Cada base tiene 12 metros de largo por 12 metros de ancho y una profundidad de 8 metros, según reporta Sunep-Inparques. De cada uno de estos fosos salen 500 metros cúbicos de tierra, sedimento y rocas.

“Esa tierra cae por las laderas de la montaña y causa erosión y sedimentación. Nos preocupa qué suceda con las fuentes de agua a raíz de esto”, señala Marlene Sifontes, secretaria de organización de Sunep-Inparques.

Los galipaneros han denunciado que el incendio que empezó en el Ávila el 30 de abril y se prolongó por cinco días se originó por el desmontaje de una guaya en la estación San José del viejo teleférico.

Comienzo ilegal. Las obras empezaron sin que estuviera listo el estudio de impacto ambiental y sociocultural, sin el permiso formal de Inparques y sin que la comunidad de Galipán aprobase la nueva ruta.

Aunque el artículo 129 de la Constitución establece que “todas las actividades susceptibles de generar daños a los ecosistemas deben ser previamente acompañadas de estudios de impacto ambiental y sociocultural”, el estudio para el teleférico del litoral no fue presentado ante Inparques sino hasta el 25 de junio, y la presentación a los galipaneros se hizo el 3 de septiembre. La evaluación no ha sido aprobada oficialmente por el instituto.

Elia Gómez, representante de la empresa a cargo del estudio ambiental, Arbórea, explicó que trabajan en la zona desde finales del año pasado y que a partir de enero comenzaron a tener charlas y reuniones con los habitantes del pueblo.

Los cinco consejos comunales de Galipán: San Isidro, San Antonio, Manzanares, San José y San Francisco, entregaron a Ventel e Inparques una lista con 727 firmas de ciudadanos que solicitan que el teleférico conserve la ruta original, construida por Marcos Pérez Jiménez en 1956. Ese recorrido comenzaba en la estación El Cojo ­en Macuto­, subía por San José y El Irón para terminar en la estación Ávila ­hoy Waraira Repano, donde está el Humboldt­. El nuevo recorrido no pasa por El Irón, en su lugar tiene una parada en La Hacienda y de allí continúa a la estación Waraira Repano.

“El punto que más tensión ha generado es el de la ruta, pero fue necesario cambiarla porque la original está en una ladera sometida a bastantes desprendimientos y hay un problema de accesibilidad porque la pendiente es muy fuerte; en cambio la ruta actual está muy cerca de la carretera en casi toda su extensión, salvo en el tramo La Hacienda-San José”, dijo Gómez. “Por qué repetir un trazado que se abandonó por problemas operativos y más costosa. No es que la nueva ruta sea fácil, sino que es más fácil que la otra”, señala.

De acuerdo con la evaluación hecha por la USB para elaborar el plan de sitio, la mayor parte de Galipán presenta un riesgo geológico alto y está afectada por deslizamientos, caídas de rocas, erosión fuerte y grandes pendientes. Pese a que se hizo la solicitud a Ventel y a Inparques y los estudios de impacto ambiental son de carácter público, ninguna de las instituciones dio a El Nacional acceso a la información levantada por Arbórea.

“Es ilegal que no hayan presentado el estudio, porque allí definen qué variables pueden ser afectadas por las obras, cómo será la movilización de material, cuántos vehículos emplearán, el peso, áreas por deforestar, el terreno suelto, qué pasará con la lluvia, por ejemplo, y se especifican las medidas para mitigar los daños”, afirma Cristina Vaamonde, de la ONG Una Montaña de Gente.

Edgard Yerena, de la Sociedad de Ciencias Naturales, dice que correspondía hacer el estudio de impacto ambiental de ambas rutas, mostrarlo a la comunidad y lograr un acuerdo con la mejor opción, pero “se saltó el estudio y la consulta; todo el proceso está viciado de nulidad”.

Comunidad sin servicios. Para hacer el teleférico han abierto trochas por la montaña, sin cuidado alguno por especies que muestran troncos mutilados en algunos sectores del parque. Uno de esos puntos es cercano al Humboldt. Allí abrieron un camino que llega a la tanquilla donde caen las aguas servidas, que los fines de semana se rebosa y contamina la montaña porque la planta de tratamiento no funciona desde hace dos años.

En las mesas de trabajo que la comunidad realizó con Ventel se planteó la necesidad de nuevas carreteras, alumbrado, un liceo y salón de usos múltiples. “Todo quedó en papel, pero en las actas no asentaron que la comunidad quiere el teleférico, pero que vaya por su ruta original”, dijo Argenis Deniz, del Consejo Comunal San Isidro.

La Memoria y Cuenta del Ministerio de Turismo de 2014 señala como uno de sus logros la “instalación y puesta en marcha del Sistema Teleférico Litoral II”. El texto refiere que se firmó el contrato de Obras Civiles entre Doppelmayr Seilbahnen GMBH y Venezolana de Teleféricos, CA, el 4 de junio de 2014, y que el 25 de julio de ese año firmaron el contrato de cesión del contrato principal de obras civiles entre las empresas Doppelmayr Seilbahnen GMBH e Inversiones Alfamaq, CA, quedando con 12,5% y 87,5% de la ejecución, respectivamente. La obra costará 680 millones de dólares.

“Sea la ruta que sea, va a afectar a alguien. En el estudio de impacto se reconoce la importancia histórica y natural de ese pueblo autóctono. Todos los problemas que planteó la comunidad y sus posibles soluciones están allí”, dijo Gómez. Entre las recomendaciones hechas en el informe está desarrollar el plan de sitio y mejorar los servicios públicos del sector, pues ya existen deficiencias en su manejo.

Ventel respondió que no emitirían declaración porque están “a la espera para poder articular con todas las instituciones involucradas y así ofrecer una sola información”.

Testimonios

Roberto Pérez

De la Asociación de vecinos y el Consejo Comunal San Isidro “Mi familia ha vivido aquí por ocho generaciones. Desde que decretaron el Ávila como parque nacional, los galipaneros de lo único que hemos tenido tiempo es de defendernos. Lo que queremos es que se nos respete”.

Antonio González

Habitante de Galipán

“La mayoría está en contra de la nueva ruta del teleférico. Quieren poner las torres pegadas a las casas y así van a acabar con todo. Nosotros nos queremos quedar en Galipán. Los hijos, nietos y bisnietos van creciendo y tienen que independizarse y poder hacer su casa”.

Felipe Díaz

Habitante de Galipán

“Un ingeniero me dijo que por una sola persona no se puede paralizar un proyecto de la magnitud del teleférico, pero lo que yo creo es que el cambio de ruta obedece a un capricho político. Si Pérez Jiménez pudo hacerlo, ¿no van a poder ahora con tanta tecnología?”.

 

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