Taxista que laboraba en el aeropuerto entre los 4 muertos de la Cota 905
Amy Torres, [email protected] “Mi hermano tenía un tiro en el pecho, recibió golpes en la cabeza y la cara, le faltaban un diente y una muela y no tenía esquirlas en su cuerpo, así lo refleja el certificado de defunción que nos otorgaron. Hay muchas cosas que no me convencen del incidente”.
El relato pertenece a Edgar Eliécer Santos, ex funcionario de la extinta Policía Metropolitana (PM) y hermano del taxista Jaiker Alfredo Santos Pérez (37), quien perdió la vida la madrugada del lunes en los hechos de la Cota 905.
Cuenta que la noche del domingo, Jaiker recibe una llamada a las 8:40 pm, para pedirle una carrera para San Antonio de los Altos. Salió de su casa en la urbanización Atlántida, en Catia la Mar.
Primero iría al aeropuerto de Maiquetía a llevarle un repuesto de carro a un amigo y de allí se iría a hacer el servicio. Sin embargo, pasaron las horas “y mi hermano no respondía el teléfono. Él no acostumbraba a llegar tarde y siempre atendía las llamadas. Fue cuando nos alarmamos”.
Santos relata que alrededor de las 5:00 am se enteran por redes sociales sobre la muerte de cuatro sujetos, y entre estos figuraba el nombre de su hermano.
“Luego nos enteramos que supuestamente estas otras personas eran unos delincuentes”.
El expolicía asegura que el taxista, que laboraba en el aeropuerto de Maiquetía generalmente con clientes fijos, le manifestó a su esposa que la persona que lo llamó le pagaba muy bien las carreras y por eso salía a la hora que fuera.
Denunciarán simulación de hecho punible
Para el hermano de la víctima, hay muchas cosas que no le cuadran del suceso. “Inferimos que hubo un secuestro o, como dice la el Cicpc, tenían ubicados a estos muchachos y metieron a mi hermano”.
“Ellos dicen que hubo una explosión de una granada, pero en el carro no hay rastros de esquirlas. Yo mismo vi el carro. Me pregunto cómo es que hubo enfrentamiento y el vidrio frontal no tiene impactos de bala y la patrulla del Cicpc tampoco recibió ni un disparo”.
Refiere que el cuerpo de su hermano recibió candela de los pies a la cabeza. “Los vecinos dijeron que no escucharon ninguna explosión, que solo observaron un carro quemándose”.
Santos, quien dijo que realizó cursos policiales en Israel y Haití, manifiesta que “un funcionario me dijo que no hubo explosión, sino un acelerante que causó el fuego. Lo que hubo allí fue una simulación de hecho punible”.
Menciona que Jaiker dejó en orfandad a una niña y estaba casado. Entre lágrimas indica que hará todo por limpiar el nombre de su hermano y para ello pedirá la asignación de un fiscal de Derechos Fundamentales.
El expolicía denuncia que recibió una llamada a través de la cual le exigieron que dejara todo como está, pero “toda la familia está unida y no dejaremos esto así”.