En su primera rueda de prensa en Afganistán desde su toma de poder, los talibanes declararon que en el país habrá una “amnistía general”, se acabarán los narcóticos y las mujeres podrán trabajar, pero de acuerdo a “los preceptos del islam”.
“No queremos que nadie salga del país, este es su país, esta es nuestra patria común, tenemos valores comunes, religión común, nación común”, afirmó el principal portavoz talibán, Zabihulla Mujahid, que por primera vez en décadas se mostró en público.
“Hay una amnistía general, por lo que no habrá hostilidades”, aseguró. En ese marco, aseguró que no habrá represalias para los contratistas y traductores que trabajaron para las fuerzas internacionales. “Nadie va a hacerles daño, nadie va a ir a buscarlos a sus casas”.
Pese a este tranquilizador mensaje, algunos habitantes de Kabul afirman que los combatientes tienen listas de personas que cooperaron con el gobierno y las están buscando. Recordaron que su ofensiva para recuperar el poder iniciada hace menos de un mes, ejecutaron a más de 1.000 personas.
En cuanto a los derechos de las mujeres, adelantó: “Nos comprometemos a dejar que las mujeres trabajen de acuerdo con los principios del Islam”.
Enamullah Samangani, miembro de la comisión cultural de los talibanes, se refirió a las preocupaciones de las mujeres, afirmando que los talibanes estaban dispuestos a “proporcionar a las mujeres un entorno para trabajar y estudiar, y la presencia de las mujeres en las diferentes estructuras (gubernamentales) de acuerdo con la ley islámica y según nuestros valores culturales”.
Esto supondría un marcado cambio con respecto a la última vez que los talibanes estuvieron en el poder (1996-2001), cuando las mujeres estaban en gran medida confinadas en sus hogares, no podían estudiar ni trabajar.
En otra señal de los esfuerzos de los talibanes por dar una nueva imagen, una presentadora de televisión de la cadena privada Tolo entrevistó el martes a un funcionario talibán en un estudio, una interacción que antes habría sido impensable. Mientras tanto, mujeres con hijabs se manifestaron brevemente en Kabul, con pancartas que exigían a los talibanes que no “eliminaran a las mujeres” de la vida pública.
Entre otros compromisos, prometió que Afganistán “no será un centro de producción de ningún tipo de droga”. Esta última afirmación llama la atención de especialistas, ya que una de las principales fuentes de financiamiento de los talibanes desde hace décadas es el tráfico de opio, alcaloide con el que se fabrica la heroína.
Respeto a la prensa
La asociación Reporteros sin Fronteras (RSF), emitió este martes un comunicado en el que los líderes talibanes se comprometieron a respetar al periodismo.
“Respetaremos la libertad de prensa, porque la información de los medios de comunicación será útil para la sociedad y podrá ayudar a corregir los errores de los dirigentes”, afirmó el vocero Mujahid en el texto.
“Con esta declaración a RSF, declaramos al mundo que reconocemos la importancia del papel de los medios de comunicación. Los periodistas que trabajan para medios de comunicación estatales o privados no son delincuentes y ninguno de ellos será perseguido. En nuestra opinión, estos periodistas son civiles y, además, son jóvenes con talento que constituyen nuestra riqueza”.
Sobre las mujeres periodistas, Mujahid dijo que se les permitiría seguir trabajando, siempre que lleven el hijab, o el pelo cubierto. Dijo que se establecería un “marco legal” y que, mientras tanto, deberían “quedarse en casa, sin estrés y sin miedo”.
Pese a este mensaje tranquilizador, no todos creen en su sinceridad. Una locutora afgana dijo que se había escondido en casa de un pariente, demasiado asustada para volver a casa y mucho menos al trabajo, tras los informes de que los insurgentes también están buscando periodistas. Dijo que ella y otras mujeres no creían que los talibanes hubieran cambiado su forma de actuar. Habló bajo condición de anonimato porque temía por su seguridad.