El número de muertos causados por los bombardeos israelíes en Gaza ya alcanza los 1.417, con unos 6.268 heridos, informa este jueves el Ministerio de Sanidad gazatí, mientras que el saldo de víctimas en el lado israelí causado por el ataque de la organización islamista Hamás el sábado pasado se mantiene de momento en torno a 1.300.
A estos 1.300 muertos en Israel se añade un total de 3.268 heridos hospitalizados, de los que 28 están en estado crítico, 348 graves y 581 moderados, de acuerdo a los últimos datos del Ministerio de Sanidad israelí.
En el lado de Gaza, a la cifra de 1.417 muertos, muchos de ellos civiles, se agregan 6.268 heridos de diversa consideración, así como 31 muertos en Cisjordania, además de unos 600 heridos, de los que 190 han requerido hospitalización.
Entre los muertos de Gaza se cuentan ya diez miembros de personal sanitario, según el Ministerio, según el cual, el saldo de víctimas incluye 447 niños y 248 mujeres.
Al balance de ambos bandos se suman aproximadamente un millar de muertos entre los milicianos de Hamás caídos combatiendo con las fuerzas de seguridad en territorio israelí, donde aún continúan combates esporádicos, con cinco milicianos muertos ayer, según el portavoz del Ejército Richard Hecht.
Hamás y la Yihad Islámica aseguran tener unos 130 rehenes entre ambos grupos, y el Gobierno israelí ha confirmado la identidad de 97 de ellos y notificado a sus familias, según ha revelado hoy el portavoz del Ejército Daniel Hagari.
También han sido notificadas las familias y revelados los nombres de 222 soldados muertos en combate desde que empezó el sábado la guerra contra las milicias palestinas de Gaza, que son «la mayoría» de los uniformados fallecidos.
El Ejército pretende enterrar a todos sus caídos para mañana por la tarde; pero la identificación de cadáveres civiles está siendo más complicada.
De los 854 cadáveres que han llegado a la base militar de Ramla, donde se están llevando a cabo estas labores, solo 361 han sido identificados y 264 enterrados, ya que antes de los sepelios se deben tomar pruebas de ADN y fotografías, que se cotejan con una base de datos nacional.