La próxima semana, en Nueva York, el mazo del rematador dará el martillazo final en la subasta de un par de pistolas ornamentadas del siglo XIX que encarnan la historia de tres generaciones de revolucionarios que dieron forma al continente americano.
Las pistolas -incrustadas con símbolos de la mitología grecorromana- pertenecieron al Libertador Simón Bolívar.
Las armas fueron un regalo hecho a Bolívar por el marqués de Lafayette, el aristócrata convertido en revolucionario que luchó en las guerras de independencia francesa y estadounidense.
Según se cuenta, en 1825 la familia del difunto George Washington estaba tan impresionada con Bolívar (ellos se referían a él como el “Washington del Sur”) que le enviaron un retrato del primer presidente estadounidense, un rizo de su cabello y una medalla.
Se cree que fue como parte de ese paquete de obsequios revolucionarios que Lafayette le envió a Bolívar las pistolas, fabricadas por Nicolas-Noel Boutet, armero del propio Napoleón.
Cuando Bolívar se enteró de los regalos que le estaban siendo enviados por su héroe francés y la familia de Washington, al que admiraba mucho, dictó una nota en marzo de 1826, a Lafayette. “¿Qué mortal podrías ser jamás digno de los honores que (Su Excelencia) y Mount Vernon se han dignado concederme?”, escribió desde Lima, Perú.
En el 2004, Christie’s vendió un par de pistolas que Bolívar había obsequiado a uno de sus amigos, Ricardo Illingworth. Ese par se vendió por $1.69 millones al empresario Wilmer Ruperti, quien las donó al gobierno del entonces presidente Hugo Chávez.