Luisana Brito.- “Desde el 23 de diciembre”, fue la respuesta de Desiré Rivas, habitante del sector Santa Cruz, en Catia la Mar, al preguntársele desde cuándo no contaba con el servicio de agua por tubería. Refirió que debido a esta carencia, sus hijos han perdido dos semanas de clases, porque tienen los uniformes sucios y el líquido que le compran a las cisternas es para cocinar y mantener limpios los baños.
Indicó que por los camiones de 1.200 litros le cobran tres mil bolívares y por las cisternas grandes siete mil bolívares, ésta última la pagan entre dos familias. “Aquí se compra agua cada quince días, dependiendo de cuánto se utilice en la semana”, dijo Rivas.
Asimismo, informaron que una mitad del sector recibe agua a través de la aducción Caracas-Litoral, y la otra por Hidrocapital. “Hay una toma que abastece a la mayoría de las casas, pero no permitieron que más nadie se conectara allí. Para agarrar un poquito, hay que esperar que ellos llenen todos sus tanques y después nosotros, pero muchas veces nos quedamos con los envases vacíos. Mis hijos han podido ir a clases porque tienen los uniformes sucios. Da lástima comprar agua para lavar, cuando hay necesidades más importantes”.
Destacó que cuando son beneficiados con los camiones de la red pública, el concejo comunal de la zona les pide una colaboración que superan los doscientos bolívares. “No hay una explicación lógica para esta situación, porque se supone que este servicio es gratuito y la colaboración nace de la persona. La semana pasada trajeron seis camiones y para que me llenaran tuve que bajar y suplicarles que me llenaran; se olvidan de la parte alta”. LB/ mp