Laura De Stefano
Una extrema tristeza o un comportamiento iracundo e impulsivo son las dos caras de la depresión que si no se atiende de inmediato podría afectar, no solo al enfermo con propensión al suicidio, sino al entorno familiar que no sabe cómo lidiar con la situación.
La psicóloga Florimar Quijada manifestó que una persona deprimida altera de alguna manera a la familia porque unos se preocupan, otros no saben cómo manejarlo o generalmente creen que el enfermo no pone de su parte para mejorar.
“En término psicológico implica un desequilibrio en el estado emocional del sujeto producto de circunstancias internas como cambios en el desarrollo, por ejemplo de la adultez a la vejez o de la niñez a la adolescencia. También a cambios derivados en el matrimonio, la maternidad, paternidad, muerte y separaciones”.
Señaló que a veces la depresión pasa desapercibida cuando lo que vemos son personas agresivas, reactivas y molestas. Esa gente que se pelea con el mundo y con la vida.
“Allí hay una depresión incipiente, un nivel de insatisfacción general del individuo en todas las cosas que hace. Tiene conflictos, bien sea fuera o dentro del hogar, porque le cuesta manejar la frustración. Solo nos damos cuenta cuando la persona está triste, melancólica o que no quiere hacer nada”.
La especialista recalcó que en los dos casos, si no son atendidos, tienen un riesgo. Por eso es importante ver cuáles son las causas y buscar oportunamente ayuda de un profesional cuando no se cuentan con las herramientas para manejarlo.
“En un estado de depresión muy fuerte son los familiares quienes llevan al enfermo al psicólogo que trabaja conjuntamente con el psiquiatra para medicar y sacar a la persona de ese estado, a fin de que tenga un grado de conciencia sobre su problema”.
Buscar orientación
Quijada señaló que estadísticamente las mujeres tienen mayor incidencia a la depresión. Por supuesto, esto no quiere decir que el hombre no se pueda deprimir, solo que lo maneja distinto porque culturalmente lo hacen ver como el fuerte y proveedor del sustento en el hogar.
Pero, últimamente, se han visto muchos casos de depresión en el hombre por las situaciones particulares en que viven las familias, los problemas económicos del país, las migraciones, los cambios bruscos en el estilo de vida, el desempleo y la jubilación. Todo eso inciden.
“En el caso del hombre, la depresión la maneja con un grado de frustración e incluso con violencia. Sin embargo, cualquier persona puede llegar al estado de agresión, incluso la mujer, porque hay muchos tipos de agresión: verbal, psicológica y física. La agresión a veces está solapada y la normalizamos”.
Recomienda buscar ayuda o por lo menos orientación. Si el enfermo no quiere acudir a la consulta psicológica, que sea la familia quien la busque a fin de apoyar a esa persona porque su estado mental le impide ver la totalidad de las cosas.
“Hay que buscar ayuda lo antes posible porque, además del suicidio, está la autoagresión o la agresión hacia otros. También el abandono, muchos caen en la indigencia por un estado mental alterado”.
Recalcó la importancia de ser constante en las sesiones con el psicólogo que en algunos casos serán con una frecuencia semanal y, dependiendo del avance, se alargarán las visitas hasta lograr la independencia del paciente. Pero, todo dependerá de sus logros durante ese tiempo.
La licenciada Florimar Quijada atiende en el Dispensario Sagrado Corazón de Jesús en Catia la Mar, en la Fundación San Pedro Apóstol de Maiquetía y en la clínica Glamar.