Era el día de su guardia, pero en medio de su labor sintió un fuerte dolor de oído. El malestar era tan fuerte que dejó a un lado su trabajo para ser evaluada.
Con su uniforme de enfermera se acercó a emergencias. Para su sorpresa el médico de guardia no la atendió.
El trago amargo que viven los pacientes a diario esta vez lo vivió una enfermera, quien se mantiene en anonimato, y que lleva 2 años trabajando en el Hospital José María Vargas, en La Guaira.
“Ya no era asistente, estaba en condición de paciente. El dolor de oído era muy fuerte, pero el doctor me negó mi derecho de ser atendida. Si no quiso evaluarme a mí que trabajo en el hospital, qué quedará para los pacientes. Ahora entiendo el sufrimiento de ellos”, expresó.
Aseguró que el médico la remitió a otro centro de salud y se vio en la obligación de acudir a la Clínica Provesalud, en Catia la Mar. Le diagnosticaron una otitis, por lo que debe cumplir con un tratamiento.
Hizo un llamado a la “directiva para que garanticen atención especial al personal de enfermería cuando presentemos una complicación de salud. Somos nosotros quienes a diario velamos por el bienestar de otros”. /HB/jd