Recuperar la ilusión y sobre todo, el juego. Este es el principal objetivo de Quique Setién, el nuevo técnico del Barcelona, que afronta un duro reto, con el que no pudo su predecesor, Ernesto Valverde, al que sus buenos resultados no bastaron para mantener en el banquillo azulgrana.
“El mejor camino es jugar bien”, titula el diario barcelonés Mundo Deportivo, reproduciendo una de las frases de Setién en su presentación, mientras que su competidor Sport también lleva en su primera otra frase del técnico: “Prometo que jugaremos bien”.
Ambos titulares dejan claro el objetivo del Barcelona con el cambio: recuperar el brillo del juego de toque que Johan Cruyff implantó en el Barcelona y Pep Guardiola llevó a su excelencia.
En sus dos años y medio al frente del Barsa, Valverde ganó dos Ligas, una Copa del Rey y una Supercopa, pero siempre estuvo marcado por sus duras eliminaciones en Champions (Roma en 2018 y Liverpool en 2019), y la derrota la pasada semana en semifinales de la Supercopa de España, en un partido remontado por el Atlético Madrid (3-2), acabó por sentenciarlo.
Hacía tiempo que se le venía criticando al técnico vasco la fragilidad en defensa de su equipo (ha permitido 23 goles en Liga, prácticamente el doble que Real Madrid y Atlético), sus dificultades bajo presión, su conservadurismo y su escaso recurso a la cantera.
Su primer paso será recuperar un estilo más ofensivo aprovechando el talento del que dispone para ello con los Lionel Messi, Antoine Griezmann, Frenkie de Jong y compañía, algunos de los cuales podían sentirse encorsetados en los esquemas de Valverde.
“Mi modelo de juego se basa principalmente en la relación con la pelota, esa es mi máxima”, dijo Setién. Los jugadores “nos van a interpretar rápidamente porque muchas de las cosas que vamos a proponer ya las saben”.
Setién arrancará el domingo ante el Granada una carrera, en la que parte en buena posición como líder de la Liga y clasificado para octavos de la Champions League, donde su principal reto será hacer olvidar los tropiezos de Roma y Anfield.
La tarea se anuncia ardua, pero Setién antepone a todo “su ilusión” para reconducir al equipo.