La inseguridad jurídica, excesivos controles, falta de estabilidad con el sistema cambiario, no asignación de dólares y la imposibilidad de mantener un inventario, son algunos de los elementos que ahuyentan a los inversionistas y que han llevado al cierre técnico de miles de empresas privadas.
Eduardo Quintana, presidente de la Cámara de Comercio Vargas, resalta que “la producción privada ha tenido un bajón impactante de 60%. Los empresarios están sobreviviendo y trabajando con las uñas. Lo único que tienen son las ganas de trabajar, porque ni materia prima y mucho menos dólares. Además, quién querrá activarse aquí arriesgándose a ser expropiado, multado o cerrado”.
Comenta que desde hace dos años y medio los supermercados no cuentan con inventarios ni stocks completos, pues se vende directo del camión. “Son dos caras, una que no llegan los despachos de los alimentos en su totalidad pues la producción ha bajado mucho y la otra que si colocas algo en depósito te tildan de acaparador y te multan. Tanto el empresario como el comerciante se las ven negras en este país”.
Cada vez son más las empresas que abren sucursales en otros países. “Hay quienes liquidan al personal y se van, porque aquí ya no es bueno invertir dadas las condiciones. Otros, como Empresas Polar, tienen un compromiso implícito con la familia venezolana, que la mayor parte de lo que consume es de su fabricación, entonces no se van pero activan plantas en Colombia, Costa Rica y República Dominicana como una manera de reducir riesgos”.
Agrega que la medida del Ejecutivo de desviar los más de 200 mil kilos de harina PAN a Pdval es abusiva. “Deben hacerlo, pues al estar ellos en cero productividad y sin dólares para seguir comprando afuera la comida no les queda más que quitarle al que reúne con esfuerzo y sigue fabricando”./MEM/ar