Las relaciones entre Estados Unidos y Venezuela se tornaron más hostiles el lunes, cuando Washington impuso nuevas restricciones de visas a funcionarios venezolanos y sus familiares, y el presidente de Venezuela acusó al vicepresidente Joe Biden de planear su derrocamiento.
El Departamento de Estado dijo que funcionarios venezolanos en retiro y en activo que se cree tienen vinculación con abusos a los derechos humanos o corrupción quedarían sujetos a las restricciones, que prohíben a esos individuos entrar en Estados Unidos. Y por primera vez, Washington indicó que la prohibición se aplicaría también a los familiares cercanos de esos individuos.
“Estamos enviando un mensaje claro de que los que abusan de los derechos humanos, los que se aprovechan de la corrupción pública, y sus familiares, no son bienvenidos en Estados Unidos”, dijo Jen Penski, portavoz del Departamento de Estado, quien agregó que no se identificaría a los afectados debido a leyes de privacidad en materia de visas.
Al mismo tiempo, Estados Unidos tachó de “ridícula” una afirmación del presidente venezolano, Nicolás Maduro, acerca de que el vicepresidente Biden había conspirado en su contra. En una intervención televisada el fin de semana, Maduro alegó que Biden trató de fomentar el derrocamiento de su gobierno socialista durante una reunión cumbre caribeña de asuntos energéticos que Biden presidió el mes pasado en Washington. Según Maduro, el vicepresidente dijo a los jefes de Estado caribeños que el gobierno de Venezuela tenía los días contados y que deberían dejar de apoyarlo.
Lo que hizo Biden “no tiene nombre”, dijo Maduro el fin de semana.
Y el lunes, el mandatario venezolano reiteró la alegación de un plan de derrocamiento.
“El objetivo era influir sobre la CELAC… y el vicepresidente de Estados Unidos no tuvo pelitos en la lengua”, aseveró Maduro. “Habló abierta y directamente sobre Venezuela y dijo cosas graves, y en privado dijo cosas más graves”.
Maduro no hizo referencia al desmentido difundido el lunes por la oficina del vicepresidente en Washington.
Pero el mandatario venezolano insistió en que le daba “el beneficio de la duda” al presidente Barack Obama, al afirmar que tiene la “percepción” que su contraparte estadounidense no recibe la información debida sobre Venezuela.
“Yo le envié un mensaje al presidente Obama, mensaje que ha sido censurado en el mundo. Le voy enviar una carta al presidente Obama, me voy asegurar que le llegue a sus manos en español y personalmente voy a revisar en inglés, no vaya a ser que le cambien la traducción allá y le pongan lo que no es”, dijo Maduro el lunes.
Durante la parte abierta al público de la cumbre de energía, Biden nunca mencionó a Venezuela. No estaba claro qué pudiera haber dicho Biden a los otros líderes a puertas cerradas en la cumbre, pero la oficina del vicepresidente dijo que lo que dijo Maduro de las afirmaciones de Biden era “completamente falso”.
El despacho de Biden agregó en un comunicado que las acusaciones de Maduro “son claramente un esfuerzo por distraer la atención de la preocupante situación en Venezuela, que incluye repetidas violaciones a la libertad de expresión, de reunión y del debido proceso”.
Maduro, quien batalla por mantener a flote la economía venezolana, acusa con frecuencia a gobiernos extranjeros de conspiraciones, intentos de golpe y planes de asesinato, incluido Estados Unidos.
El intercambio de críticas socava las esperanzas de que Washington y Caracas puedan mejorar sus relaciones tras un rápido deterioro de sus lazos el año pasado.
Semejante retórica contrasta con lo sucedido el mes pasado, cuando Biden y Maduro conversaron el día de Año Nuevo al margen de la ceremonia de juramentación de la presidenta brasileña Dilma Rousseff. Una foto de Biden y Maduro sonriendo cordialmente se convirtió en un meme en Venezuela, y Maduro calificó el encuentro de “cordial”.
Funcionarios estadounidenses dijeron que fue después de ese encuentro que Biden discutió formas en que Venezuela podía mejorar sus relaciones con Estados Unidos, incluida la liberación de prisioneros políticos.
El año pasado, Estados Unidos impuso una prohibición de viajar al país a 24 altos funcionarios venezolanos, entre ellos ministros del gabinete y altos oficiales militares, que Washington dijo cometieron abusos de derechos humanos durante una ofensiva contra manifestaciones de la oposición. Obama también firmó una ley de sanciones que le permite congelar activos de funcionarios involucrados en esas actividades contra los opositores.
Pero muchos legisladores federales han defendido ampliar las penalidades de visa a los familiares de los funcionarios en cuestión, pues aunque los funcionarios mismos no tienden a viajar a Estados Unidos, se sabe que sus esposas e hijos vacacionan en el país.
La economía venezolana ha sufrido la fuerte baja de los precios del petróleo, y la fuerte escasez de productos básicos y la inflación alimentan la frustración con el liderazgo de Maduro. Estados Unidos y Venezuela no tienen embajadores en sus respectivas capitales desde 2010. AP