Comprar jamón se ha vuelto un lujo para muchos, ya que el kilo más barato ronda los Bs. 750. Lo mismo ocurre con las salchichas, salchichón, entre otros. El queso tampoco se escapa de la ola inflacionaria, pues el kilo más barato está sobre los Bs. 430.
Los charcuteros insisten en que es imposible acatar la regulación que a la larga implicaría declararse en quiebra. Con los altos precios al mayor, más el gasto en materiales, sujetarse a la ley sería trabajar a pérdida. “Algunos dicen que la escasez de leche disparó el queso, pero con el jamón no tenemos ni idea. Cada vez que nos llegan despachos pagamos hasta 15% de más. Esto se ha vuelto incontrolable”, dijo Martín Sequeira, charcutero de la zona este.
La compra de charcutería en la mayoría de los núcleos familiares se hace de forma quincenal y se gastan cerca de 2.000 bolívares en cada compra. Es decir, al mes más de la mitad del salario mínimo se gasta solo en jamón y queso.
Los recortes se volvieron una opción
Ante el incremento de los precios, la demanda de los recortes de charcutería aumentó, ya que las amas de casa buscan resolver con estos paquetes “de todito” el relleno de las arepas. El kilo del recorte es inferior a los Bs. 400 y contienen desde tocineta hasta queso paisa. /MEM/ep