*Doblegó en penales a un batallador Atlético de Madrid para coronarse en la Liga de Campeones
Hace dos años fue un tiempo extra. Esta vez el suplicio fue más largo, hasta una definición por penales. De todas formas, Real Madrid volvió a imponerse sobre el Atlético de Madrid en una final de la Liga de Campeones.
Con medio plantel acalambrado y mucha historia de por medio, el Madrid derrotó 5-3 en la tanda de penales al Atlético y conquistó su 11er título de la Champions, la máxima cifra en la historia de la competencia.
Cristiano Ronaldo, que cojeó visiblemente todo el tiempo extra después del empate 1-1 en los 90 minutos reglamentarios, metió el último tiro del equipo merengue y sepultó nuevamente los sueños del Atlético, cuya nueva decepción quedó reflejada en el rostro de Juanfran Torres al fallar el único penal que no acabó en la red.
El partido se definió desde los 12 pasos después que Yannick Carrasco empatara por el Atlético a los 79 minutos. Sergio Ramos abrió el marcador por el Madrid a los 15.
«Sabíamos que iba a ser partido difícil, los penales siempre son una lotería», dijo Cristiano en una entrevista a pie de cancha. «El equipo ha estado muy bien, se ha sacrificado mucho, y es un día impresionante».
El campeón blanco no tuvo piedad del Atlético por segunda vez en una final, pues volvió a imponerse tras derrotarle también en 2014 en Lisboa, cuando Ramos empató en el último suspiro y después Cristiano y Gareth Bale hicieron el resto para golear 4-1 en los tiempos suplementarios.
Los blancos hicieron valer la segunda diana consecutiva en una final de Ramos para tumbar al conjunto colchonero, que malgastó un penal lanzado por Antoine Griezmann ante el costarricense Keylor Navas al arranque de la segunda mitad, pero logró nivelar por vía del suplente Carrasco.
Disminuido físicamente y sin cambios restantes, el Madrid aguantó el desgaste en el tiempo añadido y se mostró infalible en la tanda de penales definitiva, mientras que Juanfran, quien había metido un lanzamiento clave en la clasificación de octavos ante el PSV Eindhoven, estrelló su lanzamiento en el palo izquierdo, dando pista libre al tiro ganador de Cristiano.
El Atlético sigue a la caza de la apodada copa «orejona» tras perder en sus tres comparecencias en finales, la primera de ellas en 1974.