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Que vacilón

Una verdadera lluvia de acusaciones de lado y lado, es lo que ha ocurrido desde la salida del país del candidato ganador de las elecciones del 28 de julio en Venezuela.

Lo cierto es que era mejor estar fuera del país denunciando lo ocurrido, que sometido a una persecución implacable –como ocurrió- y que le obligó a refugiarse en la sede diplomática de los países bajos, primero, y luego en la Residencia del Embajador del Reino de España.

El diplomático Edmundo González Urrutia, resultó ser amplio ganador de las elecciones presidenciales, según las Actas en poder de la oposición, y que el gobierno se niega a reconocer, sin prueba en contrario, salvo la ridícula «sentencia» de la Sala Electoral del TSJ, fabricada bajo instrucciones precisas de sus amos de Miraflores.

La orquesta que dirigió la persecución brutal y antijurídica está concentrada en la fusión compuesta por el Estado-Partido-Gobierno, que concentra todo el poder, y que fue ejecutando paso a paso, la estafa política continuada y agravada, más infame de la historia republicana.

En la larga lista de violaciones se encuentra la inhabilitación ilegal, e inconstitucional de varios ciudadanos. Luego vino el veto de candidaturas; finalmente aceptaron un candidato que les convenía, según ellos, porque lucía como ¨guiso fácil¨ (Rubén Blades dixit) para su propósito de eternización en el poder.

Se hizo una campaña electoral ventajista; abusadora; grotesca del uso de los recursos del Estado al servicio del candidato del oficialismo; atropellaron a más no poder a la líder de la oposición, sobre cuyos hombros recayó el peso de la campaña opositora; negaron la presencia de observadores internacionales profesionales e imparciales. Cerraron accesos en carreteras; hoteles; restaurantes; humildes ventas de empanadas; rompieron carros; cortaron frenos; secuestraron; produjeron desapariciones forzosas, entre otras crueldades.

Llegó el 28 de julio, y cogieron la paliza de su vida, a pesar de todo el despliegue a su favor. El Diplomático sereno, con los ojos vendados; un brazo amarrado a la espalda, y las piernas fracturadas, le metió knockout fulminante a Maduro, y a su jefe de campaña.

Vino de inmediato la orden para que Amoroso, genio de las matemáticas del CNE -sin Actas totalizadas-, hiciera el ¨milagro¨ de proclamar a Maduro, sin necesidad de pruebas. El Plan República también se hizo el loco para no mostrar el Sobre No. 1, y así se produjo otra fase del atraco del siglo.

Se deshicieron en improperios contra el Centro Carter, el único observador internacional aceptado por ellos, porque les dijo la verdad de su derrota y las irregularidades cometidas en el proceso. Pena ajena!

Luego vino la parte ¨seria¨ de la justicia. El Fiscal General de la República, militante del partido de gobierno, emprendió la judicialización del proceso, en una persecución meteórica contra Edmundo González Urrutia, con la intención aviesa de someterlo a la humillación de una cárcel para anularlo.

Muy extraño que ese mismo Fiscal, no haya tenido la perspicacia y diligencia para perseguir con idéntica celeridad a la multiplicidad de corruptos que han saqueado al país con el dinero del Metro Guarenas-Guatire; los 23.000 millones de dólares de Pdvsa del tocayo Tareck El Aisami; los centrales azucareros manejados por los cubanos; los bolichicos, y la crisis eléctrica, entre otras minucias. Muy conveniente.

Por si fuera poco, vino la coacción, y chantaje a los que fue sometido Edmundo González Urrutia, en la residencia oficial del representante diplomático de España, para que firmara una declaración redactada en Miraflores para obligarlo a salir del país, con la complicidad necesaria del Embajador, en abierta violación de los DDHH, y del Derecho internacional.

Luego –descubierta la trama- vino la gritadera del jefe de campaña derrotado, exigiendo la ruptura de relaciones del gobierno venezolano con España, pero no fue posible porque se impusieron los intereses económicos y comerciales de los dos países, y especialmente, los intereses empresariales, e inmobiliarios, de los altos jefes civiles y militares del oficialismo y sus familiares en territorio español.

Internamente someten al terror y la persecución a ciudadanos inocentes, incluyendo mujeres; menores de edad, y hasta discapacitados, encerrándolos en cárceles inhumanas violatorias de sus derechos, y la dignidad humana, con la intención de impedir nuevas manifestaciones a favor del cumplimiento de la Constitución y las leyes.

Mantienen el juego trancado, a pesar de que en el mundo civilizado crece la necesidad de exigir transparencia en cuanto al resultado de las elecciones, con el reconocimiento del triunfo de Edmundo González Urrutia.

Otros factores de oposición encabezados por el ex candidato Enrique Márquez, siguen con la firme decisión de intentar todos los recursos jurídicos a su alcance para desmontar la patraña de la sala electoral del TSJ, con lo cual, la lucha sigue en términos civilizados, de manera irrenunciable.

Y pensar que todo sería mucho más sencillo, si en vez del zarpazo, tuvieran la dignidad de mostrar las Actas; aceptar la verdad, y si no, que el Plan República exhiba el Sobre No. 1. Vamos pues.

@romanibarra.

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