Por: Román Ibarra
Lo que al principio era una ligera percepción, ya hoy se ha hecho muy presente, y es que la polarización volvió a apropiarse del escenario electoral. Las encuestadoras; las consultoras; analistas, e incluso la gente común, ya hablan abiertamente de solo dos candidaturas. Me refiero a la del presidente Maduro como aspirante a la reelección, y la del diplomático Edmundo González Urrutia, de la Plataforma Unitaria; un Nuevo Tiempo y el partido MPV.
En varias ocasiones planteamos que, vista la realidad de la existencia de varios candidatos de oposición, lo lógico era que cada uno desarrollara su campaña, y en el camino promover y firmar acuerdos de gobernabilidad, y luego decidir un solo candidato para enfrentar al oficialismo en su afán de perpetuidad.
Pues bien, en nuestra opinión ha llegado la hora de juntar todos los esfuerzos para evitar que el gobierno repita un triunfo que en nada beneficiará a los venezolanos.
Maduro no ha sido capaz de dirigir con éxito el Estado venezolano; se ha convertido en rehén de las divisiones internas de su partido y de su gobierno, y lejos de emplearse a fondo en la recuperación económica mediante una política de apertura; desarrollo, y crecimiento sostenido, se ha conformado con el reparto de prebendas a cada grupo de poder y con ello, mantenerlos a raya, pero ricos.
Es el momento de pensar en el interés superior por la recuperación del país, y sus instituciones democráticas, por encima de cualquier reclamo, o queja que pueda haber entre unos y otros. Los ciudadanos claman porque haya seriedad en la conducción de los asuntos públicos, y soluciones concretas a la crisis.
Los indicadores internacionales hablan de un crecimiento moderado que no es tal, sino el posible comienzo de recuperación o rebote, luego del muy prolongado abismo en el que nos metieron, primero Chávez, y luego Maduro. No merecen seguir al frente del gobierno.
Es indispensable abrir todas las puertas como en un vecindario solidario; respetuoso; inclusivo, y afectuoso, para reencontrarnos. Eso incluye a todos aquellos que recapacitaron y abandonaron al oficialismo, cansados de incumplimientos. Además, no es sano que ninguna fuerza permanezca tanto tiempo al frente del poder. Estamos en contra de la reelección presidencial de manera absoluta.
Eso no significa despreciar u odiar a quienes permanecen con el gobierno. Al contrario, con ellos también hay que negociar y propiciar acuerdos de gobernabilidad, para que el país funcione sin importar quien resulte ganador. Todo ello en el entendido de que aspiramos ganar nosotros y así cambiar drásticamente la forma de administrar ocurrida en estos 25 años.
Es urgente entonces, promover de inmediato la creación de un comando central de campaña representativo de todos los sectores, lo cual, incluye conversaciones previas con otros candidatos presidenciales, y en caso de que acepten, incorporarlos a la campaña en rol protagónico. El candidato tiene que ser el abanderado de ese esfuerzo y luchar por convencer a todos de la necesidad de enfrentar juntos el intento de reelección del aspirante del gobierno.
El candidato debe meter en cintura a los extremistas, y provocadores porque hacen mucho daño, y dedicarse a construir una verdadera alternativa ganadora.
Se debe hablar con Ecarri; Fermín; Martínez; Rausseo, entre otros, así como con sus respectivas organizaciones, a objeto de invitarlos a participar de un mismo empeño; juntar también equipos para la defensa del voto de manera eficaz, y hacer acuerdos para un eventual gobierno, sin complejos, y sin retaliaciones. Promover la firma de un acuerdo de coexistencia pacífica con el gobierno para garantizar la paz.
Sabemos que no es fácil, pero tampoco imposible, pues otras sociedades con problemas más graves aún, lo han logrado.
No hay tiempo que perder; es tarea general, pero especialmente del candidato, salir al encuentro de todos los venezolanos. Necesitamos una victoria muy contundente y ponerla al servicio de la recuperación económica y social, para felicidad de todos; para el bien común!
@romanibarra