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Los coaches no son psicólogos y la depresión amerita tratamiento psicológico profesional

Por: Laura De Stefano

//lauradestefano@hotmail.com

“Cuando un paciente manifiesta sentirse mal porque está triste, no quiere salir ni compartir, que todo lo aburre y fastidia, debe buscar inmediatamente un especialista. Pero, tiene que asesorarse bien sobre quién es el médico psiquiatra o el psicólogo que lo va a atender”, alertó la licenciada Alinis González del Hospital Naval Dr. Raúl Perdomo Hurtado, en Catia la Mar.

Aclaró que los coaches no están preparados para tratar la salud mental de un paciente, pues ellos solo están formados para ofrecer otro tipo de orientación. En cambio el psicólogo y el psiquiatra son profesionales facultados para atender al paciente, mucho más si es un psicólogo clínico mental con especialidad.

“El paciente tiene que pedir el número de la Federación Venezolana de Psicólogos que acredita y avala que ese profesional es psicólogo”, dijo González.

Es importante cumplir con el seguimiento, no abandonar apenas se sientan mejor y si hay antecedentes familiares psicobiológicos mucho más, porque es un paciente que en cualquier momento presentará una crisis.

“El profesional será quien determine la frecuencia sin son cada 8 o 15 días las sesiones. O incluso referirlo al médico psiquiatra para que indique algún tratamiento farmacológico”.

Señaló con preocupación que el porcentaje de pacientes deprimidos es alto, porque la salud mental está siendo afectada por factores económicos y sociales, que agravan los problemas familiares y personales comunes.

“Uno de los síntomas de la depresión es el episodio ansioso como el insomnio que, aunque logren dormir un poco, no alcanzan a tener un sueño reparador. Si se levantan agotados, algo está pasando”.

El insomnio no es el único indicador de un estado depresivo, también está la tristeza, la sensación de vacío, la inapetencia, que no le provoca comer nada, o, al contrario la gula de engullir muchos alimentos para controlar la ansiedad, la anhedonia que es el desinterés y la desmotivación que los impulsa a no hacer nada. Otro síntoma, indicó la profesional, es el cambio físico de la persona. Su forma de vestir, de actuar y de relacionarse con otros aislándose de su entorno.

“Las edades de los más afectados, van entre los 30 y 45 años, pero con el tema de la migración hay un porcentaje de pacientes de más de 50 años, entre los 60 y 75 años que se sienten abandonados y solos porque sus hijos y nietos migraron. Ellos están lidiando con la situación económica, de salud y sobre todo de compañía, que es lo más importante”./r

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