A pocos metros de la línea de gol, el oval llegó a manos de Marco Reyes que, pese a verse flanqueado por tres adversarios, se arrojó y posó el balón sobre la zona de marca para lograr el primer y único ensayo (cinco puntos) a favor del equipo de Tocorón, en un torneo de rugby siete en el centro de Venezuela.
Reyes no pudo ocultar su alegría y abrazó a su entrenador y mentor deportivo, el empresario venezolano Alberto Vollmer quien, además de presidir la prestigiosa marca de Ron Santa Teresa, encabeza uno de los proyectos sociales más importantes que se están desarrollando en Venezuela: el Proyecto Alcatraz.
Este proyecto recluta a jóvenes pertenecientes a bandas delictivas de la localidad venezolana de Revenga, en el céntrico estado venezolano de Aragua, y los ayuda a reinsertarse en la sociedad a través de la formación integral en valores y la práctica del rugby como eje principal.
Desde que surgió el Proyecto Alcatraz en 2003, como respuesta a un robo a un inspector de seguridad de la compañía, el índice de homicidios del municipio de Revenga ha caído de 114 a 12 por cada 100.000 habitantes.
Alcatraz empezó enfocado en delincuentes y luego se expandió hacia las escuelas del municipio, y ha logrado inscribir a más de 2.000 personas que practican rugby -varios de ellos han integrado la selección venezolana- el último gran deporte romántico del mundo, donde la pasión prima sobre lo económico.
Reyes no es un simple jugador de rugby, ni mucho menos representa a una institución deportiva, ya que se encuentra recluido en el Centro Penitenciario de Aragua Tocorón, en el que ha permanecido durante casi tres años esperando a ser juzgado por presuntamente incurrir en “actos lascivos”.
“La meta no era anotar un ‘try’ o ganar o perder, la meta de nosotros es dar un buen mensaje a todas las personas que se encuentren dentro de cada recinto penitenciario”, comentó a Efe Reyes tras culminar el encuentro que perdieron por 5-25 ante el equipo PARC (Proyecto Alcatraz Rugby Club).
Para este jugador estar dentro de una cárcel no significa que lo ha “perdido todo”, el verdadero mensaje tras participar en el torneo de rugby siete fue decirles a todos los reos de Venezuela que siguen “teniendo la vida y teniendo la oportunidad de seguir avanzando, tanto en los estudios, en los deportes, y mejorando en sus formas de ser”.
La prisión de Tocorón fue construida en 1982 para albergar a 750 reclusos y en 2013 contaba con más 7.000, un incremento que se ha extendido hacia el resto de las cárceles en Venezuela, donde el hacinamiento de prisioneros resalta como uno de los principales problemas del sistema penitenciario del país.
Un problema típico del sistema penitenciario en Venezuela es la violencia con armas, que circulan de manera casi libre dentro de las prisiones, causando cientos de personas asesinadas cada año.
Según el Observatorio Venezolano de Prisiones entre 1999 y el año 2013 en las cárceles venezolanas perdieron la vida alrededor de 6.000 reclusos y más de 16.000 resultaron heridos en enfrentamientos violentos.
“Es una pesadilla estar allí metido”, dijo a Efe Luis Girón, uno de los reos del equipo de rugby de Tocorón, acusado de homicidio, que pretende rescatar el Proyecto Alcatraz.
Para el empresario Alberto Vollmer, lograr que un equipo de la prisión de Tocorón participara en un torneo con arbitraje internacional y bajo el aval de la Federación Venezolana de Rugby (FVR), es “un sueño hecho realidad”.
Vollmer visitó en varias ocasiones Tocorón para crear un equipo y conversó con las autoridades de la cárcel, con representantes del ministerio de Asuntos Penitenciarios, la gobernación regional y hasta con los líderes internos de la prisión, conocidos como “pranes”, que imponen sus propias leyes dentro del centro.
Vollmer “les ha prestado la asesoría deportiva, ayer hizo un donativo para hacer una panadería dentro de la cárcel, es importante el trabajo dentro de la cárcel”, comentó a Efe el director de Tocorón, Luis Alfredo Calderón.
Calderon celebra el “éxito” del Proyecto Alcatraz, algo que, asegura, ha ayudado a “la reinserción del privado de libertad” en la sociedad.
La expectativa del Proyecto Alcatraz es convertirse en un proyecto de ayuda social tan importante como el Sistema de Orquestas de Venezuela, fundado por el músico y economista José Antonio Abreu (1939) para dar acceso a la música y con ella a la integración social, a los niños y jóvenes más desheredados del país, un modelo que ha sido exportado a otros países.
Las canchas de rugby se encuentran en el alma de la Hacienda Santa Teresa, en Aragua, un enorme caudal con centenares de hectáreas de cosechas de caña de azúcar, bordeadas por palmas de Chaguaramos y donde se encuentra la destilería de ron Santa Teresa, reconocida por el premio inglés Golden Rum Barrel Awards 2013 como la mejor destilería de ron del mundo en 2013.
El Proyecto Alcatraz se ha reestructurado en tres fases.
La primera es la de aislamiento: tres meses de trabajo y rugby en la montaña. Después empiezan un trabajo remunerado en la empresa y, por último, la reinserción supervisada.
“Una vez perfeccionado quisiéramos llevar esto a otros municipios del estado de Aragua y de allí para el resto de Venezuela o afuera incluso”, comentó Vollmer. EFE