Lo que en algún momento fue un acompañante más en el almuerzo ahora es el componente principal del plato en las mesas del estado Vargas. Y es que el queso, la mortadela y las salchichas han ganado protagonismo debido a la ausencia de proteínas de calidad, como el pescado, el pollo o la carne.
Así lo indica Elvia Pérez, quien afirma que la mortadela y el chorizo forman parte constante de sus compras: “Ya ni me acuerdo de la última vez que comimos carne en mi casa. Ahora lo que se compra es charcutería, huevo y arroz”.
Vanessa Salazar coincide con Elvia: “Comer bistec está difícil. Yo tengo más de un mes sin comer carne roja. Lo que se compra son embutidos más que todo, y a veces huevos”.
Por su parte, María Álvarez compra queso, mortadela y recortes de salchicha. “Con un sueldo mínimo no se puede hacer más, lo que se gana no cubre un mercado decente. La compra de carne molida es ocasional”.
Edith Guzmán resuelve con sopas hechas con patas de pollo o huesos de res. Afirma que no compra carne, sino lentejas. “También lo que hago es aliñar bien el arroz o la pasta con ají y cebolla, para por lo menos comer sabroso”.
La sopa también es una opción para el almuerzo de Blea Hernández, aunque ella la prepara con cabezas de pescado. Para el desayuno prepara la masa de harina de maíz, cocina arroz, ralla cebolla, corta cebollín, y le agrega todo esto a la masa para preparar arepas. “A veces me las como solas porque no hay ni queso”. Señaló con alarma el precio que ha alcanzado el ajo, al que recurre para controlar la hipertensión debido a que las pastillas están demasiado caras: “Ya ni ajo se puede comprar; cuatro dientes te cuestan un millón de bolívares”.