Por la paz ciudadana le cegaron la vida

Wilmer Martínez Añez.- [email protected] A solo dos días para la firma del acta de aprobación del primer semestre de post grado en Gerencia Pública, Manuel Aguilera Marcano fue asesinado por solicitar un poco de tranquilidad en la zona donde residía.

Aguilera era licenciado en Gerencias Policiales, graduado en la primera promoción de la Policía de Vargas, con la jerarquía oficial en la única carrera de la Escuela de Seguridad y Orden Público de la Guardia Nacional.

Hace dos meses fue nombrado jefe de seguridad del Mercado Comunitario de Catia la Mar. También se desempeñaba como profesor en la Unes en las materias de Superación y Liderazgo Policial, y en la de Vigilancia y Patrullaje.

Sus compañeros de estudio aseguraron que lo recordarán como una persona alegre, servicial, responsable y comprensivo en las aulas de clase. La última vez que tuvieron la oportunidad de compartir fue el pasado jueves, cuando participó en una exposición de cierre de semestre.

En lo familiar

Era el tercero de cuatro hijos, dos mujeres y dos hombres. Sus hermanos lo definieron como un ser unido e integrado al núcleo familiar. Mientras que su padre dice que fue excepcional.

Visitaba con frecuencia su casa materna, donde siempre echaba una partida de dominó con su papá. Ambos eran muy unidos, pues compartían pasión por este juego y la pesca.

También fue padre y esposo ejemplar, muchos de sus seres queridos lo definen como un hombre atento y cariñoso con su familia. No hay malos recuerdos de este funcionario, a quien le arrebatan la vida solo por pedir tranquilidad.

El hecho

Cuando se encontraba reunido con algunos familiares en su residencia, ubicada en Playa Grande, a pocos metros se desarrollaba una fiesta dentro de una casa de alquiler llamada “Obatalá”.

La estruendosa música que había en la residencia lo motivó a solicitar bajaran el volumen. Petición no cumplida. En vista del fracaso, decidió llamar una comisión de Polivargas, pero no pudo esperar a que llegaran para volver al lugar.

Deseoso por su tranquilidad y la de sus vecinos, decidió realizar una segunda visita, sin saber que sería en la que le quitarían la vida con su arma de reglamento.

Aguilera será recordado como un ciudadadno ejemplar, abocado a resolver los problemas de su comunidad, lo que sin pensarlo le ocasionó la muerte./WMA/ar/Foto: Juan Gómez

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