Por segunda ocasión en julio, la línea aérea Plus Ultra canceló seis vuelos entre Madrid y Caracas. Los casi 300 pasajeros del vuelo del sábado se quedaron varados en el aeropuerto de Barajas, en la capital española, denunciaron que no les dan explicaciones y ahora deben enfrentar los gastos de hotel y alimentación mientras se resuelve si viajan o no.
“Las causas de la suspensión de los vuelos aún no están claras. Por un lado se habla del cierre del espacio aéreo venezolano para las líneas internacionales y, por el otro, la presencia de la variante delta del covid-19 en el territorio venezolano”, indicó desde España el periodista David Placer. «Los afectados temen que la aerolínea quiebre y pierdan su dinero y sus pasajes».
«La verdad es que no tienen permiso para volar a Venezuela y nos tienen gastando dinero y pasando calamidades en el aeropuerto”, expresó uno de los afectados, entre los que se encuentran personas de la tercera edad y niños.
Por su parte la empresa ofrece como opción el reembolso del dinero del boleto en aproximadamente 15 días.
«He gastado más de 2.700 euros y no he podido salir de Madrid», le contó Héctor a Placer.
Detalla que vive en Las Palmas de Gran Canaria, pero tiene a su familia en Venezuela y una delicada situación de salud con su padre que se contagió de covid-19.
La aerolínea no le da respuesta, solución ni le devuelve el dinero. Solo procesos burocráticos que no le llevan a nada. Reclamó que la situación es aún más injusta para aquellos que no viven en la capital.
«Mi mamá se murió el 24 de julio, cuando yo venía a tomar mi vuelo, vengo de Galicia… No he podido acompañar a mi hermana en este proceso tan complicado, ella está sola allá. Y yo, aquí varada. Nos mienten, nos dan un ticket de abordaje para callarnos la boca y es todo mentira», denunció otra de las varadas.
Resaltó que la empresa española sigue vendiendo pasajes sin tener permiso de entrar a Venezuela. «Que nos den nuestra plata y nosotros resolvemos si nos vamos por otra línea o vemos qué hacemos, pero aquí estamos: sin dinero, sin comida, nada, de brazos cruzados. Una prueba de covid-19 vale 120 euros y la que teníamos ya no nos sirve en caso de que todo se solucionara».