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Piden atención adecuada para paciente de 87 años en el Periférico

Doris Cotúa, de 87 años, ingresó el 19 de marzo al Periférico de Pariata por un fuerte dolor en el pecho. El médico de guardia le diagnosticó “una pequeña infección respiratoria” y que podía darle de alta, pero el médico se produjo un cambio de guardia y el nuevo médico le negó su salida y ordenó su hospitalización.

Días después, presentó una subida de tensión que no fue controlada, lo que le produjo un accidente cerebrovascular (ACV). Posteriormente, le indicaron a sus familiares que debía realizarse un tac craneal para evaluar los daños, pero aun así con los resultados de los exámenes, ningún médico les ha dado un diagnóstico preciso.

Aunque Cotúa dio negativo a la prueba PCR para detectar el covid-19, los familiares comentaron que un doctor quería internarla junto a los pacientes contagiados.

“Estamos sometidos a una tensión psicológica, soportando también las malas respuestas del personal cuando solicitamos información de mi madre”, relató Lilibeth Benítez, hija de Doris.

Hace días al visitarla, notaron que tenía un gusano en el brazo, y al buscar al doctor su respuesta fue que apenas estaba tomando la guardia y no se habían dado cuenta. “Donde está mi mamá hay muchas moscas, pero ante nuestra queja nos mandaron a comprarle un mosquitero. Al preguntar por qué la paciente está en ese estado solo responden que ‘se debe a su condición’, aunque no aclaran cuál es la condición.

Los familiares tienen que recordarle al personal cuando se le acaba el oxígeno o que necesitan el cambio de sabanas, “y nos dicen que debemos traerle teteros y alimentos livianos, pero aunque los traemos en la mañana al mediodía no se lo han dado”, por eso la paciente también desarrolló anemia. “Lo más triste de todo es que mi madre trabajó en ese centro 35 años como directora de enfermería, y hoy está recibiendo una pésima atención de sus propios excompañeros de trabajo”./VC

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