Hasbely Bolívar
Angustia, estrés y desesperación sintieron los habitantes de Naiguatá y Caruao tras 5 días sin energía eléctrica. «Mamá, mamá, ¿cuándo llegará la luz?», preguntaron los más pequeños de la casa, mientras los padres mantenían una sonrisa para que los inocentes no notaran la ansiedad que les producía estar más de 24 horas a oscuras, sin señal telefónica y perdiendo el poquito salado que con sacrificio habían comprado.
La falta de energía eléctrica los sacó de sus casas debido a los zancudos y a las altas temperaturas, y se vieron obligados a dormir hasta en las platabandas para tomar un poco de aire y conseguir descansar.
En Todasana, a algunos residentes que viven del día a día se les hizo cuesta arriba comprar alimentos, dado que los puntos no funcionaron por la falta de señal, porque son pocos los comercios que tienen planta eléctrica para trabajar.
A muchos se les dañó el salado y otros tuvieron que sancocharlo y comérselo sin rendirlo para no pasar un trago amargo. «Tuvimos que hacer lámparas de kerosen para alumbrarnos porque aquí una vela pequeña cuesta Bs. 900.000 y el efectivo está difícil».
En Chuspa los pescadores perdieron más de 200 kilos de chipirones. «Es una verdadera lástima la gran pérdida que tuvimos con los chipirones», dijo uno de los afectados. Solo algunos podían compraron la bolsa de hielo en $3 para mantener refrigerado sus alimentos.
En Todasana se repitió la historia. Uno de los pescadores perdió 160 kilos. «Es una pérdida de casi $550 que no se consiguen a la vuelta de la esquina». Cada kilo de este marisco se vende entre $3,5 y $4.