Una vez que los talibanes llegaron a la capital de Afganistán todo cambió para este país. El ambiente es particularmente grave para los periodistas. Clarissa Ward, corresponsal de CNN en ese país expresó que sus colegas afganos “absolutamente petrificados, especialmente las mujeres periodistas”.
“Hay muchos de ellos en todo el país, y han estado haciendo reportajes audaces e increíbles durante muchos años. Y ahora existe un temor muy real de que puedan enfrentar represalias por eso o aquello, ciertamente, no pueden seguir haciendo su trabajo», lamentó Ward.
“Algunos de estos periodistas y reporteros saben que tienen una gran ‘X’ en la espalda, que son grandes objetivos porque han sido tan francos contra los talibanes en el pasado».
Agregó que en Kabul la mayoría de las organizaciones de noticias están “agachadas” y esperando a ver qué va a pasar. Mientras tanto, ya se notan cambios y Ward ha dado evidencia de ello.
El domingo la estadounidense vestía ropa colorida, usaba maquillaje y tenía expuesto el cabello. Solo un día después, este lunes 16, lucía completamente diferente, pues traía un «chador», un velo islámico que suele ser negro y debe cubrir todo el cuerpo de la mujer incluida la cabeza y el cuello. Este atuendo se usa siempre que esté en presencia de un hombre.
Tras difundirse la comparación de las dos imágenes en las redes, la periodista publicó un mensaje en Twitter para contextualizar el cambio. “Este meme es inexacto. La foto superior está dentro de un recinto privado. La parte inferior está en las calles del Kabul de los talibanes. Siempre usé un pañuelo en la cabeza en la calle en Kabul anteriormente, aunque no con el pelo completamente cubierto y abbaya (túnica). Así que hay una diferencia, pero no tan marcada”.
Mujeres sin derechos
Los talibanes son estrictos con el papel de la mujer, algo que queda reflejado en la Sharía, la ley islámica. La Asociación Revolucionaria de Mujeres de Afganistán –RAWA– denuncia desde hace tiempo que a estas se les “reduce a seres cuyo fin único es la procreación”.
Ante la llegada de los talibanes, y atendiendo a esta ley, las mujeres afganas se verán obligadas a usar el ‘burka’, un velo islámico completo. Esta prenda, que es la menos común en el mundo islámico, cubre a la mujer desde la cabeza hasta los pies. Solo dispone de una pequeña abertura en los ojos, que comúnmente está cubierta por una malla.
Con el regreso de los talibanes, y en esa aplicación fundamentalista de la ley islámica, también se les prohibirá el uso de cosméticos. Uno de los castigos por llevar las uñas pintadas, por ejemplo, es la amputación de los dedos. Tampoco podrán llevar indumentarias de colores vitosos ya que, en términos de los talibanes, estos se asocian a “colores sexualmente atractivos”.
Asimismo, no podrán moverse de manera libre, ni podrán montarse en un taxi sin el acompañamiento de un varón Sus movimientos estarán limitados y controlados por la figura de un hombre, que puede ser el ‘mahram’ –guardián varón con parentesco cercano– o su marido. Asimismo, las mujeres afganas no podrán contraer matrimonio con un varón no musulmán, a pesar de que el hombre sí puede casarse con una mujer que no sea mahometana.
No podrán practicar deportes, teniendo asimismo prohibido entrar en cualquier centro o club deportivo. Además, la mujer tampoco tendrá permitido montar en una bicicleta o en una motocicleta, ni podrá asomarse a los balcones de su residencia.
Otra de las prohibiciones que debe acatar la mujer es la de no reír en voz alta. El motivo: que ningún extraño debe oír la voz de una mujer. Además, también tienen prohibido usar tacones. Estas están obligadas a no hacer ruido al andar puesto que ningún varón debe notar los pasos de una mujer.
En el caso de que tenga que asistir a un juicio, su testimonio valdrá la mitad que el de cualquier hombre. Además, los derechos sobre sus hijos también se verán limitados puesto que la custodia y la manutención de estos le corresponderá única y exclusivamente al padre.