Luisana Brito.- A media máquina está el servicio de transporte en la ruta de Tanaguarena-Camurí Grande, en Naiguatá, debido a que el 50% de la flota de la Unión de Conductores de Los Caribes está paralizada por falta de repuestos y cauchos.
El fiscal de la organización, Carlos Sandoval explica que, de 50 buses, 15 están accidentados por el desgaste de los neumáticos y otros 10 por falta de piezas de cajas y motores.
Destaca que desde hace más de tres meses no reciben dotación por parte de la Proveeduría Socialista, situación que les obliga a resolver con chivas viejas y deterioradas, e incluso han optado por guardar las unidades temprano para estirar un poco la vida útil de los repuestos.
“Yo soy avance y llevo un mes trabajando como fiscal porque el autobús tiene los seis cauchos lisos y así no puedo circular; es un peligro para los pasajeros y para mi porque podrían explotar”, dice Sandoval.
Exigen plan de bacheo
Ademas de la problemática de las unidades, los conductores se quejan de los enormes huecos que hay en la vialidad y exigen una jornada de bacheo.
Uno de los tramos más afectados está a pocos metros del edificio Playa Azul, sentido oeste, donde han ocurrido varios accidentes porque los choferes tratan de esquivar los cráteres, según versiones de los transportistas.
“A veces dejo el autobús parado por varios días porque no aguanta tanto trote. Me da miedo que un día no prenda más porque es el sustento de mi hogar”, manifiesta Alberto Rodríguez.LB/ah