Diario La Verdad de Vargas

Para luego es tarde

Por Román Ibarra

Tal como hemos advertido, comienza a observarse en varias encuestadoras, una suerte de polarización entre el candidato del gobierno, y el candidato de la PUD, Edmundo González Urrutia. El último de los mencionados resulta una paradoja, vistos los antecedentes que rodean su existencia, pero de eso hablaremos en otra ocasión.

Lo que nos ocupa hoy, por una parte, es que hay un reclamo generalizado acerca de la necesidad de que se establezca ya un centro de discusión, un comando central de campaña que discuta; organice, y dirija la política de ese sector opositor, habida cuenta de que en el contexto general luce dispersa; inconexa, y a veces, incluso contrapuesta entre lo que hace o dice el candidato real, y lo que acontece con la actuación de quien ha venido liderando la movilización a nivel nacional.

Se habla de la existencia de hasta tres comandos de campaña, nacional y regionalmente, conformados por partidarios de los distintos grupos y partidos que forman la alianza, donde reina la mutua desconfianza, y la falta de coordinación.

Para jugar beisbol, o futbol, se necesita de expertos en esas disciplinas con el conocimiento; la formación, y el oficio necesario para llevar a  cabo el mejor desempeño posible. Pues bien, para desarrollar una campaña electoral de tanta importancia, y de tan breve duración, también se requiere la presencia de expertos; de políticos, que piensen y organicen la mejor estrategia posible para alcanzar un triunfo largamente deseado, y jamás alcanzado a lo largo de los últimos 25 años. No puede hacerse con aficionados y mucho voluntarismo, sino con experiencia real y concreta.

Un solo comando nacional que dirija una línea política a ser replicada en todo el país; con orientación; planificación, y ejecución milimétricamente calculada para evitar errores en la ejecución, y los potenciales ataques del adversario.

Decidida la línea política, actuar todos en el mismo sentido y potenciar las bondades de la candidatura con la presencia y activismo de todos los líderes   y sus agrupaciones a lo largo y ancho del país, multiplicando el mensaje tanto como sea posible.

Organizar desde ya la más eficaz y eficiente defensa del voto; conocer el padrón electoral; distribuir a los defensores del voto según la estrategia acordada, e instruirlos política, y jurídicamente; preparar la movilización; la logística de alimentación e hidratación; sustitución, y relevo de funcionarios de mesa y centros de votación; transporte, especialmente en las horas finales para el cierre y escrutinio. Todas tareas esenciales.

Aislar el extremismo, y entender la necesidad de ampliar alianzas con otros factores de oposición en la medida del desarrollo de la campaña, lo cual incluye cuidar el lenguaje, y abrir los brazos a la disidencia del oficialismo, y decidir la mejor fórmula para atender el reto de conquistar un triunfo clamoroso; sin odios, ni venganzas.

Pretender la eliminación del contrario, no sólo es innecesario, sino imposible; son una fuerza real con todo el poder institucional del Estado. Por ello, se hace imprescindible desde ya, conversar y ofrecer mecanismos de coexistencia pacífica, real y sincera, para garantizar el día siguiente en caso de un eventual triunfo. Un borrón y cuenta nueva para frenar la destrucción en primer lugar, y luego emprender entre todos, la reconstrucción del país.

Un plan de gobernabilidad que atienda con urgencia la recuperación de los servicios esenciales, y la búsqueda de los recursos en los organismos multilaterales, e internacionales para atender la emergencia, gane quien gane.

No olvidemos que en 2025 se celebrarán elecciones para renovar el parlamento, institución desde la cual, hay que consensuar los grandes acuerdos para la gobernabilidad, dentro de un plan que incluya: No reelección presidencial; regreso a la bicameralidad; ley de amnistía; doble vuelta en elección presidencial; eliminación de la Constituyente; del RR; garantizar la representación proporcional de las minorías; reinstitucionalización del país; conformación del sistema judicial profesional, y autónomo; descentralización del poder y garantía de autonomía regional y municipal, entre otras.

Sin acuerdos entre todos los factores no hay cambio posible, y sin cambio no hay desarrollo. Vamos pues.

@romanibarra

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