El Papa Francisco pidió este domingo en su mensaje de Pascua que llegue la paz a Ucrania arrastrada «por una guerra cruel e insensata». Y que los responsables de las naciones «escuchen el grito de paz de la gente» y también «la pregunta que se hicieron los científicos hace casi sesenta años: ¿Vamos a poner fin a la raza humana?».
Así lo dijo en su tradicional mensaje tras la misa del Domingo de Resurrección que celebró ante 50.000 personas, leído desde el balcón de la logia central de la fachada de la basílica de San Pedro. Esto antes de la bendición Urbi et Orbi, y en el que se refirió a la «incredulidad» que estamos probando con esta «Pascua de guerra».
Francisco, que hoy sí presidió la misa mientras que ayer no pudo oficiar la Vigilia por sus problemas en la rodilla, lamentó que tras la pandemia «era el momento de salir juntos de la mano». Y, sin embargo, «estamos demostrando que tenemos todavía en nosotros el espíritu de Caín, que mira a Abel no como a un hermano, sino como a un rival, y piensa en cómo eliminarlo».
Su llamamiento fue: «¡Dejemos entrar la paz de Cristo en nuestras vidas, en nuestras casas y en nuestros países!».
Como suele ser habitual en Pascua y en Navidad, Francisco aprovechó su mensaje para hacerse eco de los numerosos conflictos que aquejan al mundo.
Y rogó: «Por favor, no nos acostumbremos a la guerra. Comprometámonos todos a pedir la paz con voz potente, desde los balcones y en las calles».
También el Papa en su mensaje de Pascua mencionó «a las numerosas víctimas ucranianas, a los millones de refugiados y desplazados internos. A las familias divididas, a los ancianos que se han quedado solos, a las vidas destrozadas y a las ciudades arrasadas».
«Tengo ante mis ojos la mirada de los niños que se quedaron huérfanos y huyen de la guerra. Mirándolos no podemos dejar de percibir su grito de dolor, junto con el de muchos otros niños que sufren en todo el mundo. Los que mueren de hambre o por falta de atención médica, los que son víctimas de abusos y violencia, y aquellos a los que se les ha negado el derecho a nacer», agregó.
Francisco agradeció la acogida en Europa de los migrantes. Pero instó a «que el conflicto en Europa nos haga también más solícitos ante otras situaciones de tensión, sufrimiento y dolor que afectan a demasiadas regiones del mundo y que no podemos ni debemos olvidar».
Pidió por América Latina
También se refirió «a América Latina que, en estos difíciles tiempos de pandemia, han visto empeorar, en algunos casos, sus condiciones sociales. Agravadas también por casos de criminalidad, violencia, corrupción y narcotráfico».
El Papa concluyó recordando que «toda guerra trae consigo consecuencias que afectan a la humanidad entera. Desde los lutos y el drama de los refugiados, a la crisis económica y alimentaria de la que ya se están viendo señales».
Y exhortó a «no rendirnos frente al mal y a la violencia». «¡Dejémonos vencer por la paz de Cristo! ¡La paz es posible, la paz es necesaria, la paz es la principal responsabilidad de todos!», concluyó así su mensaje pascual.
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