El Papa Francisco viajará el jueves a Mongolia, en la que será la primera visita de la historia de un pontífice al país que tiene sólo 1.500 católicos y en la que habrá una fuerte dimensión geopolítica a partir de las fronteras de la nación oriental con Rusia y China.
En las 74 horas que estará en Mongolia, del 1 al 4 de septiembre, el Papa tendrá una agenda en la que sobresalen los encuentros políticos y religiosos centrados en la capital Ulán Bator, a la que llegará tras un vuelo en el que estará acompañado por un enviado de Télam a bordo del avión papal, entre otros medios.
En su viaje desde Roma, el Papa sobrevolará el espacio aéreo chino, por lo que enviará un telegrama al presidente Xi Jinping, más allá de que Roma y Beijing no tienen relaciones diplomáticas y en medio de los acercamientos constantes promovidos por el pontífice y resistidos por Estados Unidos y otros países.
«Partiré para un viaje de algunos días al corazón de Asia, en Mongolia. Se trata de una visita muy deseada y será la ocasión para abrazar una Iglesia pequeña en los números, pero vivaz en la caridad encontrar un pueblo noble y sabio».