En su habitual mensaje para la jornada mundial de los Migrantes, el Papa Francisco ha pedido que a pesar de la crisis mundial causada por el Covid-19 no se olvide el drama de los refugiados y desplazados.
“Es necesario conocer para comprender, pues cuando hablamos de migrantes y desplazados, nos limitamos con demasiada frecuencia a números. ¡Pero no son números sino personas! Si las encontramos, podremos conocerlas. Y si conocemos sus historias, lograremos comprender”.
Indica que “hay que hacerse prójimo para servir” y criticó que son “los miedos y los prejuicios, los tantos prejuicios, los que nos hacen mantener las distancias con otras personas y a menudo nos impiden acercarnos como prójimos y servirles con amor”.
Para “reconciliarse se requiere escuchar”, agregando que “el silencio se apoderó por semanas enteras de nuestras calles. Un silencio dramático e inquietante que, sin embargo, nos dio la oportunidad de escuchar el grito de los más vulnerables, de los desplazados y de nuestro planeta gravemente enfermo”.
Propone que “para crecer hay que compartir” y advierte que “la pandemia nos ha recordado que estamos en el mismo barco” y que “nadie se salva solo”, por lo que “para crecer realmente, debemos crecer juntos, compartiendo lo que tenemos”.
También invita a “involucrar para promover” pues “si queremos realmente promover a las personas a quienes ofrecemos asistencia, tenemos que involucrarlas y hacerlas protagonistas de su propio rescate”. Dice que “es indispensable colaborar para construir” y exhorta a los cristianos “a aprender a colaborar, sin dejarnos tentar por los celos, las discordias y las divisiones”.