Pública o privada, la educación en Venezuela actualmente es costosa. Padres y representantes deben esforzarse al máximo para enviar a sus hijos a los colegios para que sean los profesionales del futuro.
Wilmary Machado, quien tiene dos gemelos de cinco años en educación inicial en la escuela Santa Eduvigis, sostiene que “diariamente gasto solo en merienda Bs. 1.000, eso sin contar el dinero para los materiales que piden las maestras. Desde ya tengo que pensar en los uniformes que son bien caros. El gasto es grande”.
Enderson Cermeño, padre de Emelson, un adolescente de 14 años, señala que la crisis económica del país es muy fuerte. “Hay que privarse de muchas cosas para que los muchachos puedan estudiar y ser alguien en el futuro. Toda esta situación es preocupante”.
Comenta que su hijo pasó para primer año y va a estudiar en el liceo José María Vargas. “Ya le compré el uniforme; los zapatos me salieron en Bs 30.000, la chemise en Bs 12.000 y el pantalón Bs 25.000, más de lo que gano en un mes en mi trabajo de caballerizo en el Hipódromo. Con esta inflación no hay sueldo que alcance”.
Preparación versus hiperinflación
Para la familia Sánchez Villareal lo más importante es la educación de sus hijos y poco a poco han ido comprándoles lo necesario para el nuevo año escolar. Miler Villareal trabaja como transportista y lo que gana lo invierte en los gastos educativos de su hija Elianys Sánchez, quien pasó para segundo año en la Panamá, que se encuentra ubicada en La Guaira.
Eliana Sánchez , madre de la adolescente, es ama de casa y busca trabajo para ayudar a costear los gastos porque la situación es insostenible. “No solo es la merienda, también gastamos en los servicios. Vivimos en Vallaja, donde desde hace tres meses no llega el agua y tenemos que pagar hasta Bs. 500 por un tobo, a veces no mandamos a la niña al liceo por falta de merienda o agua para lavar los uniformes”.
En cuanto a recreación, todos los padres coincidieron que en este período vacacional es poco lo que pueden hacer. “Los llevaremos a la playa o a un museo cuando mucho, porque viajar no podemos”, asegura Cermeño. BR/ep