Luis López
“Para cambiar esa realidad hay que asumir cuál es la parte que a mí me toca porque muchas veces pensamos en lo que deben hacer los demás y el primer paso es lo que yo debo y puedo hacer”, así se expresó el padre Jorge Bissoni, en su reciente visita al estado Vargas.
Agregó a su primer mensaje que “no existe el bien mío sino el bien común, metiéndome más seriamente en mis responsabilidades, en mi trabajo, todo lo que está en mi vida que pertenece a una realidad común, que llamamos el bien común”.
Señaló que en cualquier lugar del país pareciera que la realidad en la que estamos sumidos ahora es la de sálvese quien pueda, cuido lo mío, no importa si maltrato o hundo al otro.
“Esa es una mentalidad muy anticristiana en la que hemos caído y nos sentimos responsables de no haber educado a nuestro pueblo que se llama cristiano a una solidaridad que ahora debería manifestarse más que nunca”.
Afirmó que es triste, pero no vemos esa solidaridad porque ahora nos robamos unos a otros. Los pobres se roban entre ellos y eso es feo y anticristiano.
“Todo lo negativo debe engendrar una situación positiva. Los cristianos pensamos siempre en eso porque de la muerte se resucita. Cristo ha muerto y ha resucitado”.
Dijo que no se puede renunciar a una situación mejor si no miramos cómo resucitar y ese necesariamente es el llamado de Dios. “Cada cual tiene que mirar lo que puede hacer y lo que puede exigir de parte de los otros para poder resucitar” .
Indicó que “frente al mal estoy obligado a promover el bien. No puedo dejar que el otro haga el mal porque con eso lo dejo en la condenación y que se vaya al infierno. Cristo vino para salvar no para dejar que el hombre se condene”.
Todo debió
estar reconstruido
“A 20 años de deslave de Vargas, debería haberse reconstruido todo. Aunque no he seguido de cerca la situación, en este tiempo era de esperarse que las cosas estuvieran mejor porque ha transcurrido suficiente tiempo y ha habido recursos para resolver los problemas”.
Se refirió a que a veces todo queda en apariencias y olvidamos lo esencial que son los servicios fundamentales. No se puede estar pintando una casa si esta se está derrumbando. “Entonces primero hay que repararla antes de pintarla”.
Reiteró que normalmente cuando sucede un desastre, surge la propuesta de que lo nuevo se va a construir bien. “Este sufrimiento que nos causa la situación, que no sea solo eso, sino que sea el parto, como dice la palabra de Dios, que sea el parto de un nuevo ser, de una nueva realidad”.
Expresó que “debe aprovecharse para construir un mundo nuevo, una sociedad nueva, una vida nueva. Si no trabajamos en ese sentido, todo sufrimiento se vuelve inútil”./jd