Pacientes hipoglicémicos resuelven la escasez de Dextrosa con caramelos
Doriana León, [email protected] La Dextrosa en sus diferentes presentaciones (al 5%, 10% y 50%) es administrada a pacientes que requieren gran cantidad de glucosa por hipoglicemia (bajo niveles de azúcar en la sangre), sin embargo en el país quienes la requieren buscan otros métodos para sustituirla debido a la crítica escasez.
“Mi papá sufrió un cuadro de hipoglicemia crónico que le llegó a 28 el nivel. Aquí en el hospital lo chequearon, pero los médicos no pudieron hacer mucho porque no tenían la Dextrosa al 5%”, señaló Carmen Gutiérrez a las afueras del hospital José María Vargas de La Guaira.
La mujer, ante la desesperación, mezcló caramelos de jengibre, con miel y papelón y se lo dio. “Eso me lo habían recomendado como una receta natural pero no lo había tenido que usar hasta este momento. Afortunadamente logré subirle los niveles de glicemia. También hay personas que comen chupetas o dulces caseros”.
Los diabéticos en general pasan trabajo para conseguir su medicación y el alto costo de la vida los imposibilita a cumplir las dietas recomendadas por los especialistas.
Mónica Conde, diabetologa y coordinadora del programa endocrino-metabólico en el estado, aseguró que en la consulta llegan pacientes descompensados y con la glicemia alta por el alto consumo de harinas y carbohidratos.
“Hay pacientes diabéticos que en ocasiones sufren hipoglicemia o hiperglicemia. En el caso del elevado nivel de azúcar en la sangre, los pacientes se complican gravemente al punto de un colapso general. Esto ocurre muchísimo porque el sueldo no le alcanza a la población para comprar frutas ni verduras, lo único que comen es arepa o pasta”.
Miriam Amezquita, manifestó que hasta hace dos años cumplía una dieta baja en grasas, con proteínas y vegetales. “Ahora uno tiene que comer lo que consigue, eso afecta gravemente la estabilidad física de los pacientes crónicos. En lo particular no me siento bien al comer solo harinas”.
Luis Armas, paciente de pie diabético, comentó que la mala alimentación en personas con esta patología representan daños irreversibles en los riñones. “Aquí llegan muchos pacientes que pasan hambre, porque no consiguen nada. Más de uno ha entrado a hacerse la cura y se desmaya porque lleva hasta dos días sin probar bocado”. DLR/yg