El secretario general de la ONU, António Guterres, condenó la última matanza de civiles cometida por las fuerzas de seguridad birmanas y reclamó una respuesta «en los términos más contundentes» por parte de la comunidad internacional. Este sábado fueron asesinadas al menos 91 personas a manos de las autoridades militares.
«La continuada represión militar, que hoy resultó en el balance de muertes más alto en un día desde que las manifestaciones contra el golpe empezaron el mes pasado, es inaceptable y exige una respuesta internacional firme, unida y decidida», señaló el portavoz Farhan Haq en un comunicado.
«Es fundamental encontrar una solución urgente a esta crisis», recalcó en nombre de Guterres.
El jefe de Naciones Unidas urgió a los militares a evitar la violencia y subrayó que los responsables de violaciones graves de los derechos humanos deben rendir cuentas.
Las muertes ocurrieron durante manifestaciones celebradas en unas cuarenta ciudades en regiones y estados como Rangún, Mandalay, Sagaing, Bago, Magwe, Tanintharyi y Kachin.
La represión tuvo lugar mientras el Ejército celebraba con un desfile en la capital el Día de las Fuerzas Armadas, que grupos de manifestantes habían llamado a convertir en «día contra la dictadura militar».
La cifra total de víctimas mortales desde el golpe del 1 de febrero ascidende al menos a 419.