Las altas temperaturas y el estrés cotidiano aumentan los casos de tensión arterial y el riesgo de padecer un Accidente Cerebro Vascular (ACV). “Un ACV sucede cuando el flujo de sangre a una parte del cerebro se detiene. Si el flujo sanguíneo se detiene por más de pocos segundos, el cerebro no puede recibir nutrientes y oxígeno, lo que podría generar que las células cerebrales mueran, causando daño permanente”.
El médico neurólogo Héctor De La Hoz, asegura que el calor no influye directamente en la aparición de un ACV, pero sí en un aumento de la tensión arterial, el cual si lo produciría.
Para el especialista, las personas con factores de riesgo para sufrir un ACV son aquellas que tienen hipertensión arterial, diabetes, sedentarismo, obesidad y personas mayores.
Según explica, el calor, al igual que las bajas temperaturas, influyen en todo el organismo y las enfermedades más comunes que se pueden agravar con esto son la hipertensión, cardiopatías, enfermedades de piel, de tiroides, “en fin, casi todo el metabolismo orgánico”, señala.
Agrega que el calor puede generar infartos al miocardio y crisis hipertensivas al punto que pueden producir un ACV, transitorio o permanente. “Todo lo que tenga que ver con niveles de mucho calor va a producir alta tensión”, señala.
Los cambios bruscos de temperatura (frío-calor o calor-frío), también pueden ocasionar afecciones respiratorias, de las cuales las más comunes son bronquitis, neumonías y a las personas asmáticas se les puede activar su condición. DLR/ mp