Laura De Stefano
“Cada niño que nace en una familia no solo es una alegría, sino un mensaje de esperanza para la humanidad. ¿Qué será de este niño o de esta niña?, nos preguntamos. Con más razón el nacimiento del Niño Jesús nos aporta esa esperanza que tanto necesitamos, y que solo Dios puede asegurar”, expresó monseñor Raúl Biord, obispo de La Guaira.
En nombre de los sacerdotes, diáconos, religiosas, catequistas, agentes de pastoral y voluntarios de las parroquias, envió un mensaje de optimismo y esperanza a todas las familias de La Guaira.
“Un saludo y una oración por los que están aquí, y los que están fuera del país, por los que viven en la ciudad y por las comunidades de la montaña y de la costa, por los pescadores que están en las islas, por las autoridades regionales y por los servidores públicos, por los que trabajan en el sector salud, por los detenidos y presos, por todos».
Pidió que en esta Navidad “hagamos espacio en nuestros corazones y en nuestras familias para el amor y la reconciliación, que sea una Noche de Paz, y que nos comprometamos de verdad a que el 2022 se puedan realizar tantos proyectos en bien de nuestro estado como son garantizar el servicio de agua, de energía eléctrica y de gas a todas las comunidades, especialmente a las más necesitadas”.
Monseñor Biord aseveró que sólo será Navidad si le damos impulso a los proyectos de bien, de desarrollo, de trabajo productivo, de prosperidad, de familia, de pareja, de estudios y de emprendimiento. Sin importar las diferencias políticas y económicas, “La Guaira necesita un fuerte empuje para ser auténtico puerto de sueños”.
Manifestó que La Guaira debe ser un puerto para cargar y descargar bienes y mercancías; para el reencuentro de las familias dispersas, un puerto donde los pescadores zarpen con la esperanza de una pesca abundante y regresen con el fruto de su faena; un puerto que vincule y enlace las comunicaciones y las periferias, un puerto que dé trabajo productivo para las familias, un puerto que sea lugar de asilo, amparo y refugio.
También que sea paso entre las montañas, permitiendo enlazar las comunidades, sobre todo las campesinas que producen tanta agricultura y están olvidadas. “Permitamos al Niño Jesús, Palabra de Dios, anclar en el puerto de La Guaira y que pueda plantar su tienda entre nosotros. ¡Solo así, será Navidad!”.
El misterio de la encarnación
Recordó que en la Navidad celebramos el misterio de la encarnación cuando Dios, para salvarnos, se hace hombre en el seno de la Virgen María.
“El evangelio de San Juan nos dice que en Jesús de Nazareth ‘la Palabra se hizo carne’ (Jn 1,14). Más adelante dice que ‘plantó su tienda entre nosotros’, se trata de una linda metáfora donde ‘plantar la tienda’ indica habitar entre el pueblo, pues para los beduinos del desierto la tienda es la casa donde vive la familia en su continuo peregrinar”.
El obispo recalcó que Dios en Navidad se hace hombre para que el hombre se haga Dios, es decir, participe de su condición divina. “Jesucristo, Palabra del Padre, es la luz verdadera, la vida del mundo, el resplandor de la gloria divina, plenitud de gracia y de verdad”.