Por: Laura De Stefano
Las raíces profundamente cristianas de Naiguatá, que fue refundada bajo el patronato de San Francisco de Asís el 4 de octubre del año 1710, fueron resaltadas por el obispo Raúl Biord Castillo durante su homilía con motivo de la fiesta patronal del santo y el 313 aniversario de la parroquia.
Este miércoles, en el templo parroquial San Francisco de Asís, monseñor Biord celebró la solemne misa junto al padre Alberto Castillo, párroco de Naiguatá y otros concelebrantes. Al oficio religioso asistieron las instituciones educativas de la parroquia, los representantes de todas las manifestaciones culturales y devotos.
El obispo enfatizó que gracias a la presencia de la Iglesia católica en la localidad y al trabajo pastoral ha sido posible la recopilación de datos históricos de suma relevancia, tal es el caso de la referencia de la visita pastoral de monseñor Mariano Martí el 16 de diciembre de 1772 a la parroquia en la que se deja evidencia escrita de la presencia de la reliquia de la Virgen de Coromoto de Naiguatá.
Esta es una manifestación autóctona de Naiguatá de la que no se tenía ningún dato histórico hasta la investigación realizada por la profesora Marielena Mestas Pérez, cuyo producto final fue la publicación que lleva por nombre “La Virgen de Coromoto de Naiguatá: más de 250 años de devoción”.
Después de cumplirse 250 años de la visita pastoral de monseñor Mariano Martí a los territorios de la ahora Diócesis de La Guaira (1772-2022), el obispo Biord propuso a varias parroquias realizar un trabajo similar al llevado a cabo por monseñor Martí, esta vez a través de la conformación de diversas comisiones parroquiales para que recopilen información sobre la vida pastoral, inventarios, cofradías, historia y arquitectura parroquial.
Es por ello, que en esta celebración tan importante para la parroquia Naiguatá, se hizo entrega de un trabajo preliminar sobre esta encomienda realizada en diciembre de 2022.
Finalmente, monseñor Biord destacó las virtudes del patrono de Naiguatá, San Francisco de Asís, un “hombre de profunda humildad, pobreza, amor y cuidado por la naturaleza y una vivencia radical del Evangelio”.
En este último rasgo especial del santo, aprovechó la oportunidad para exhortar a los habitantes de esta populosa parroquia a asumir con determinación la aplicación del nuevo Plan Pastoral Diocesano (2023-2032) “Predicar juntos el Evangelio” para enrumbar los esfuerzos de la Diócesis de La Guaira en hacer una Iglesia de auténticos discípulos misioneros, dispuestos a llevar el mensaje de Cristo a todos los hombres.
La celebración culminó con la procesión de la imagen por las diferentes calles del pueblo y con actos culturales.
De la opulencia a la pobreza
San Francisco fue un santo que vivió tiempos difíciles de la Iglesia y la ayudó mucho. Renunció a su herencia dándole más importancia en su vida a los bienes espirituales que a los materiales.
Nació en Assisi, Italia en 1181 o 1182. Su padre era comerciante y su madre pertenecía a una familia noble. Tenían una situación económica muy desahogada.
De ser hijo de un rico comerciante de la ciudad en su juventud, pasó a vivir bajo la más estricta pobreza y observancia de los Evangelios. En Egipto intentó infructuosamente la conversión de los musulmanes al cristianismo.
Su vida religiosa fue austera y simple, por lo que animaba a sus seguidores a hacerlo de igual manera. Tal forma de vivir no fue aceptada por algunos de los nuevos miembros de la orden mientras esta crecía; aun así, Francisco no fue reticente a una reorganización.
Fue canonizado por la Iglesia católica en 1228, y su festividad se celebra el 4 de octubre. En italiano es conocido también como il poverello d’Assisi, es decir, “el pobrecillo de Asís”. Sus fiestas se asocian con el fin de la estación lluviosa, un fenómeno denominado Cordonazo de San Francisco.