Barack Obama, buscará hacer «irreversible» el acercamiento a Cuba con su histórica visita a la isla, en la que tendrá tiempo para hablar con el Gobierno y los disidentes, dar un discurso al pueblo cubano y disfrutar de una pasión común de los dos países: el béisbol.
Obama llegará a Cuba el domingo por la tarde y se quedará hasta el martes, en la primera visita a la isla de un presidente estadounidense en ejercicio en 88 años, desde que Calvin Coolidge arribara a bordo de un acorazado en 1928.
Su agenda será un reflejo de los distintos intereses de Estados Unidos en su nueva relación con Cuba, y de su voluntad de «conversar no solo con el Gobierno, sino también con el pueblo cubano», según apuntó este miércoles el asesor adjunto de seguridad nacional de Obama, Ben Rhodes, en una conferencia de prensa telefónica.
En su último año en el poder, y con las amenazas de algunos aspirantes republicanos a la Presidencia estadounidense de romper las relaciones con Cuba, Obama está decidido a acelerar el acercamiento lo máximo posible.
«Queremos que el proceso de normalización sea irreversible», aseguró Rhodes.
El mandatario estará acompañado por su esposa, Michelle, sus hijas, Malia y Sasha, y su suegra Marian Robinson; y todos ellos se pasearán por La Habana Vieja el domingo por la tarde.
En ese itinerario destaca una visita a la catedral, donde les recibirá el arzobispo de La Habana, el cardenal Jaime Ortega, al que Obama quiere agradecer su apoyo y el del papa Francisco en el proceso de negociación que permitió iniciar el deshielo bilateral después de medio siglo de enemistad.
El lunes, Obama comenzará su agenda oficial con una breve ceremonia en la que depositará una corona de flores en el monumento a José Martí, seguida de una reunión bilateral con el presidente cubano, Raúl Castro.
Obama repasará con Castro los «avances» en el proceso de normalización y será «muy franco sobre las áreas en las que hay desacuerdo», incluidos «los derechos humanos» en Cuba, además de explorar cómo pueden «aumentarse los intercambios entre ambos pueblos y las oportunidades de comercio» bilateral, afirmó Rhodes.
También abordarán temas regionales, entre ellos las negociaciones de paz entre el Gobierno colombiano y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), que se desarrollan en Cuba.
El secretario de Estado de EEUU, John Kerry, acompañará a Obama en el viaje y «tendrá una oportunidad de revisar los avances que se han hecho en el proceso de paz colombiano», según Rhodes.
El funcionario no precisó si Kerry se reunirá con los negociadores colombianos, pero aseguró que el Gobierno estadounidense quiere aprovechar la visita para «contribuir a la conclusión satisfactoria de las conversaciones de paz».
Además de Kerry, Obama viajará acompañado por la secretaria de Comercio, Penny Pritzker; el titular de Agricultura, Tom Vilsack; la jefa de la Administración de Pequeños Negocios, María Contreras-Sweet, y una delegación de 23 miembros del Congreso de EEUU.
Tras su reunión con Castro, Obama asistirá a un acto «centrado en la generación de oportunidades y la iniciativa empresarial del pueblo cubano», al que asistirán «representantes de negocios estadounidenses, cubano-estadounidenses y emprendedores cubanos», según Rhodes.
El Gobierno de Obama quiere facilitar el crecimiento del naciente sector privado en Cuba y, ante la reticencia del Congreso a levantar el embargo, ha tomado una serie de medidas por su cuenta para flexibilizar las restricciones al comercio con la isla.
Esa noche, Obama asistirá a una cena de Estado en el Palacio de la Revolución, y el martes llegará el momento más esperado de su viaje: un discurso al pueblo cubano desde el Gran Teatro Alicia Alonso de La Habana, que la Casa Blanca confía en que sea retransmitido por la radio y la televisión de la isla.
Ante unas mil personas, la mayoría invitadas por el Gobierno estadounidense, Obama «hablará de la complicada historia entre los dos países» y dejará claro que Estados Unidos no va a promover un «cambio de régimen» en Cuba, explicó Rhodes.
«Eso debe decidirlo el pueblo cubano. Estados Unidos no va a dictar cambios en Cuba, pero confiamos mucho en la capacidad del pueblo cubano de lograr cosas extraordinarias», agregó.
A continuación, el mandatario se reunirá con «miembros de la sociedad civil» cubana, entre ellos algunos «disidentes destacados».
La Casa Blanca no ha identificado a esos disidentes, pero varios de ellos aseguraron a Efe en La Habana haber recibido invitaciones.
Entre ellos están la líder del movimiento femenino Damas de Blanco, Berta Soler; el expreso político José Daniel Ferrer, quien encabeza la Unión Patriótica de Cuba (Unpacu); la periodista independiente Miriam Leiva y el veterano disidente Elizardo Sánchez.
Obama cerrará su viaje a Cuba desde el palco en un partido de béisbol entre Los Rays de Tampa (Florida) y el equipo nacional cubano, con la esperanza de destacar que la normalización no se limita al plano político.