Por: Laura De Stefano
36 años de graduada de la Facultad de Medicina de la Universidad de Los Andes y de eso 25 dedicados a la pediatría son los años que tiene en la profesional la doctora Iris Cárdenas, una tachirense que adoptó La Guaira como su segundo hogar porque aquí es donde ha visto crecer a sus pacientes.
“Egresé de la ULA en 1988 y en 1999 salí como pediatra del Hospital José María Vargas de La Guaira. Actualmente, trabajo en el dispensario Sagrado Corazón de Jesús y en la Fundación San Pedro Apóstol. Integro a la Sociedad Venezolana de Pediatría, soy la tesorera del estado La Guaira”.
Confiesa que desde la edad escolar siempre fue una apasionada de la medicina, al punto de que cuando jugaban a papá y mamá, allá en su pueblo, en San Cristóbal del Táchira, ella siempre era la doctora. Estudió, para aquella época, bachillerato asistencial, mención enfermería y cuando ingresó a la Universidad solicitó cambio para medicina.
“Me encantan los niños, porque me siento identificada como mi área. De volver a nacer, sería nuevamente médico y pediatra, no lo cambiaría. Mi mayor satisfacción es ver crecer a mis pacientes y también tener en mis consultas a sus hijos. Hoy en día a mis niños me los encuentro en la calle y me saludan con mucho amor, unos son profesionales y grandes seres humanos. Siento que he contribuido en su formación”.
Cárdenas llegó a La Guaira recién graduada de médico con su hija y esposo que ya trabajaba en el aeropuerto de Maiquetía. Al principio laboró en el estado Miranda, donde concursó para un rural en Charallave y de allí fue al Policlínico de Los Teques, hoy el Victorino Santaella. Duró dos años, uno de rural y el otro de residente, para luego venirse al Periférico de Pariata en pediatría y posteriormente al Materno de Macuto.
El momento más duro que le tocó vivir fue en diciembre de 1999, cuando ayudó con otros colegas atender en los primeros días del deslave a los heridos de Zamora y Vía Eterna en el liceo Armando Reverón en Guaracarumbo. Dijo que fue una experiencia muy fuerte ver a la gente llorar por la pérdida de sus familiares y casas, una situación que no le gustaría repetir.
La doctora Cárdenas hizo un llamado a los jóvenes que desean estudiar medicina, a ser humildes y nunca perder la calidad humana.
“Mi papá siempre me decía: hija, acuérdese de dedicarle a los pobres. Puedes tener tu consultorio y ganar bien, pero siempre existe la gente que no tiene. Recuerde que tenemos un papá, mamá o hermano que se enferma, hay que ponerse en el lado de esas personas. En el dolor del paciente y de la familia cuando tienen alguien enfermo para que sean unos grandes médicos el día de mañana”.
Manifestó que la medicina es una carrera hermosa que le ha dado muchos frutos y amigos sinceros.