Se dispone de un fármaco desarrollado por Pfizer, con la ayuda de la UE y Estados Unidos, eficaz frente a algunas infecciones multirresistentes hasta ahora incurables.
Tras varias décadas librando batallas contra las superbacterias, la medicina ha asumido que será muy difícil ganar una guerra que cada año causa más de 1,2 millones de muertes en el mundo.
La principal razón es biológica. Por muy efectivos que sean los nuevos tratamientos, si son utilizados masivamente, la selección natural siempre empujará a algunas cepas de los microorganismos a desarrollar resistencias para subsistir, lo que aboca a la humanidad a una lucha interminable en la que el objetivo es ganar tiempo.
Si se evitan en lo posible nuevas infecciones —mediante medidas de prevención o nuevas vacunas—, se gana tiempo al reducir el uso de antibióticos.
Si cada infección se trata solo con el fármaco indicado, se gana más tiempo al ralentizar el desarrollo de resistencias. Y si se ha ganado el suficiente tiempo, cuando algunas bacterias ya se hayan hecho inmunes a los tratamientos disponibles, el siguiente antibiótico efectivo ya habrá sido desarrollado. Y de este modo, en un ciclo condenado a repetirse, la medicina podrá minimizar el impacto de las superbacterias, quizá sin ganar del todo la guerra, pero saliendo airosa de múltiples batallas.
La Comisión Europea autorizó el pasado 22 de abril la comercialización de un nuevo antibiótico para poder hacer frente a una de estas batallas. Se trata del Emblaveo, desarrollado por las farmacéuticas Pfizer y Abbvie en cooperación con la Unión Europea y Estados Unidos (la primera es la que tiene los derechos para Europa). El fármaco está indicado para “el tratamiento de infecciones intra-abdominales y urinarias complicadas, neumonías hospitalarias e infecciones causadas por ciertos tipos de bacterias (aerobias Gramnegativas)”, que constituyen “un grave problema de salud pública” frente al que hay “opciones de tratamiento limitadas o, a veces, inexistentes”, según la Agencia Española del Medicamento y Productos Sanitarios (AEMPS).
“Era un antibiótico muy esperado porque es activo frente a cepas de Klebsiella pneumoniae o Escherichia coli, entre otras enterobacterias, que han desarrollado multirresistencia a los antibióticos y son difíciles de tratar”, explica José Miguel Cisneros, jefe de servicio de Enfermedades Infecciosas del Hospital Virgen del Rocío (Sevilla) y uno de los líderes académicos de los ensayos clínicos del fármaco, que se aplicará por vía intravenosa. (Tomado de El País de España)