La nueva jefa de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), la estadounidense Amy Pope, abogó este lunes por la creación de rutas más seguras para los migrantes que viajan desde América del sur y central hacia Norteamérica, mientras se multiplica el uso de peligrosas rutas como el Tapón del Darién.
“Sean rutas laborales, humanitarias o de reunificación familiar, necesitamos garantizar que las personas que no puedan seguir en su lugar de origen tengan una manera segura de ir a otras sin tener que atravesar esa jungla tan extremadamente peligrosa”.
El número de personas que han atravesado en lo que va de año el Tapón del Darién, que une América central con la del sur en el istmo de Panamá, se aproxima ya a las 400.000 según datos de la OIM, cuando en todo 2022 se registraron 248.000.
El perfil de esa migración ha evolucionado, indicó Pope, quien señaló que frente a anteriores años en los que muchos de los migrantes en esa ruta eran venezolanos, ahora provienen de otros países. De acuerdo con la OIM, muchos proceden de Cuba, Haití e incluso de países no americanos.
“Yo misma he visitado el Darién, y lo que vemos allí son personas que han dejado su hogar porque no tienen ninguna esperanza: a veces por motivos económicos, otras huyendo del conflicto, la persecución o la xenofobia”, indicó.
Sobre México, otro importante foco en la migración en América, Pope subrayó que el país «siente la presión de miles de migrantes, y su Gobierno está muy interesado en crear soluciones más completas».
Una de las soluciones en las que se trabaja, indicó, sería la creación de una “Oficina de Movilidad Segura” en la que los migrantes puedan ver facilitada su ruta antes de llegar a la frontera con Estados Unidos.