* Cisterneros pernoctan para tratar de llevar el líquido a las comunidades más afectadas por la sequía
Luisana Brito luisanablaverad@gmail.com Debido a la extrema sequía por la que atraviesa el país, los caudales de la entidad se han visto comprometidos en los últimos meses, a tal punto que en el llenadero de Hidrocapital, ubicado en Marapa Piache, en Catia la Mar, los cisterneros pernoctan en las instalaciones para tratar de llevar agua a las comunidades más afectadas por esta situación. Aseguraron que actualmente, un camión de 10.000 litros está tardando más de una hora en cargar, lo que ha provocado que se formen colas kilométricas.
“Ni una gota de agua está saliendo por las tomas. No nos podemos ir porque si no perdemos la oportunidad para llenar y las colas son muy largas; a veces ni siquiera da chance”, manifestó el cisternero José Ramón Miele, quien llevaba más de 24 horas esperando en el lugar para cargar.
Reseñó que anteriormente podían hacer hasta cuatro viajes en un día, pero por los bajos niveles del líquido, se ven reducidos a dos, lo que posiblemente pueda generar un aumento de la tarifa del servicio. “Esta situación afecta tanto a las comunidades como a nosotros, porque de algún modo tratábamos de llevar el agua a esas personas que tenían semanas, e incluso meses, en extrema sequía”.
Refirió que para establecer un orden entre el sector público y privado, decidieron enfilar uno de cada uno. “Pasa uno de la Gobernación y uno de la red privada, luego uno de la Alcaldía y así sucesivamente, pero hoy no ha salido nada”.
El servicio mínimo está a Bs. 3.000 (sectores de Catia la Mar), mientras que para Maiquetía en Bs. 7.000. Hacia Macuto a partir de Bs. 10.000, en el caso de los camiones de 10.000 litros. Los que cargan dos mil litros a partir de Bs. dos mil.
“Abusan” con las tarifas
Asimismo, Pedro Andrade, habitante de Playa Grande, en Catia la Mar, quien se encontraba en las inmediaciones del llenadero en busca del servicio de un camión de dos mil litros, manifestó que esta problemática viene ocasionando un duro golpe a la economía familiar, sobre todo en los hogares de escasos recursos.
“Es lamentable que para tener agua, tengamos que pagar elevadas sumas de dinero, aun cuando se paga un recibo mensualmente. No es posible que por llenar dos tanques cilíndricos estén cobrando tres mil y cuatro mil bolívares, a sabiendas que la comida está por las nubes y si es que se consigue”, destacó Andrade.
Indicó que la Gobernación prometió llevar cuatro cisternas para llenar el tanque principal de las residencias, pero esta cantidad, al parecer, no es suficiente para abastecer a los 99 apartamentos que conforman el urbanismo.
“Para comer compramos platos, cubiertos y vasos desechables, porque se gasta demasiada agua fregando. Estos son gastos nuevos que no estábamos acostumbrados a efectuar”. LB/ mp Foto: Atamaika Izaguirre