A los 95 años, murió Nelson Mandela el 5 de diciembre de 2013 en Sudáfrica, un símbolo de paz y entendimiento en todo el mundo.
“Hemos perdido al más grande de nuestros hijos”, expresó el presidente sudafricano, Jacob Zuma en un mensaje a la nación tras conocerse el fallecimiento. Mandela contrajo una infección pulmonar durante los años que estuvo encarcelado en Robben Island, que condicionó su salud durante el resto de su vida.
El legado de Nelson Mandela perdura a través de sus palabras. Su filosofía de vida, sus anhelos, sus miedos y sus alegrías permanecerán en la memoria colectiva más allá de su muerte. Pocos olvidan su lucha incansable contra el racismo, sus 250 premios internacionales -entre ellos el Nobel de la Paz- y su discurso siempre acertado.
Recordemos sus frases más célebres:
1. “La mayor gloria no es caer, sino levantarse siempre”.
2. “Si yo tuviera el tiempo en mis manos haría lo mismo otra vez. Lo mismo que haría cualquier hombre que se atreva a llamarse a sí mismo hombre”.
3. “Detesto el racismo, porque lo veo como algo barbárico, ya sea que venga de un hombre negro o un hombre blanco”.
4. “Si quieres hacer las paces con tu enemigo, tienes que trabajar con tu enemigo. Entonces él se vuelve tu compañero”.
5. “Nunca pienso en el tiempo que he perdido. Solo desarrollo un programa que ya está ahí. Que está trazado para mí”.
6. “Nunca me he considerado un hombre como mi superior, ni en mi vida fuera ni dentro de la cárcel”.
7. “Me gustan los amigos que tienen pensamientos independientes porque suelen hacerte ver los problemas desde todos los ángulos”
8. “Yo no tenía una creencia específica excepto que nuestra causa era justa, era fuerte y estaba ganando cada vez más apoyo y más terreno”.
9. “Los verdaderos líderes deben estar dispuestos a sacrificarlo todo por la libertad de su pueblo”
10. “Después de escalar una gran colina, uno se encuentra sólo con que hay muchas más colinas que escalar”.
11. “Porque ser libre no es solamente desamarrarse las propias cadenas, sino vivir en una forma que respete y mejore la libertad de los demás”.
12. “Una prensa crítica, independiente y de investigación es el elemento vital de cualquier democracia. La prensa debe ser libre de la interferencia del Estado. Debe tener la capacidad económica para hacer frente a las lisonjas de los gobiernos. Debe tener la suficiente independencia de los intereses creados que ser audaz y preguntar sin miedo ni ningún trato de favor. Debe gozar de la protección de la Constitución, de manera que pueda proteger nuestros derechos como ciudadanos”.
13. “La educación es el arma más poderosa que puedes usar para cambiar el mundo”.
14. “Una nación no debe juzgarse por cómo trata a sus ciudadanos con mejor posición, sino por cómo trata a los que tienen poco o nada”
Mandela, considerado como el hombre que cambió para siempre la historia de Sudáfrica, se destacó por defender los derechos humanos y por trabajar en favor de la paz. También procuró la resolución de conflictos, la reconciliación, la igualdad entre géneros, así como los derechos de los niños y grupos vulnerables.
Madiba como le llamaban sus compatriotas negros, lideró uno de los movimientos más importantes contra el apartheid. En 1994 tomó posesión del primer gobierno que puso fin a una larga historia de racismo en su país. Fue hijo de un jefe de una tribu que lo llamó Rolihlahla, que significa revoltoso. A los siete años cambiaron su nombre por Nelson para que pudiera asistir a la escuela metodista. Más tarde sería llamado Madiba.
Tras la muerte de su padre, Nelson quedó bajo el cuidado de un primo, el jefe Jongintaba, de quien aprendió a tomar conciencia del sentido de la justicia. Cuando cumplió 16 años, formó parte del consejo tribal y tres años después (1937) ingresó al internado Ford Hare para cursar estudios superiores.
Mandela fue uno de los fundadores de la Liga de la Juventud del Congreso, que más adelante se constituiría como el grupo dominante del Congreso Nacional Africano. Tras el triunfo del Partido Nacional de los Afrikaaners -blancos descendientes de los bóers holandeses que colonizaron el país-, el gobierno de Daniel Malan (1948-1954) llevó a cabo un sistema de segregación y discriminación no sólo social, sino económica, política, cultural y territorial en perjuicio de la población negra, llamado apartheid o «desarrollo separado de cada raza en la zona geográfica que le es asignada», según la definición oficial. Los gobiernos posteriores, presididos por Strijdom y Verwoerd, continuaron la misma política.
En 1952 Mandela presidió la federación del Congreso Nacional Africano de la provincia sudafricana de Transvaal, y dirigía a los voluntarios que desafiaban al gobierno. En ese momento se convirtió en el líder del movimiento.
Durante la represión hubo más de ocho mil detenciones, entre ellos Mandela, quien fue confinado en Johannesburgo. Tras cumplir su condena, reapareció en 1955 y promovió la Carta de la Libertad donde dejó plasmada su idea de lograr un Estado multirracial, democrático e igualitario, así como una reforma agraria y una política de justicia social en cuanto al reparto de la riqueza. En 1956 el gobierno creó siete reservas o bantustanes, territorios marginales donde pretendían confinar a la mayoría negra (más del 70 por ciento de la población).
En 1961 Mandela fue elegido secretario honorario del Congreso de Acción Nacional de Toda África. En 1962 fue declarado culpable de sabotaje, traición y conspiración para derrocar al gobierno en el juicio de Rivonia (1963-1964) junto a ocho dirigentes de la Lanza de la Nación. En esa oportunidad dirigió a los jueces un célebre alegato final, sin embargo, fue condenado a cadena perpetua. Ese mismo año fue nombrado presidente del Congreso Nacional Africano. Durante 27 años estuvo encarcelado (1963-1990).
En 1990, Frederick de Klerk legalizó el Congreso Nacional Africano y liberó a Mandela. Ambos participaron en el proceso de negociación y desmantelamiento del apartheid y en 1993 compartieron elPremio Nobel de la Paz. En 1994, Mandela se convirtió en el primer presidente negro de Sudáfrica (1994-1999). A partir de ese momento llevó adelante una política de reconciliación nacional.