Rodolfo Ruiz
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Desde el 11 de mayo a las 10:45 de la noche se quedaron sin energía eléctrica Naiguatá, Anare, Los Caracas, Quebrada Seca, Osma, Oritapo, Todasana, Urama, La Sabana, Caruao y Chuspa.
Cada uno de esos días recibían noticias de que llegaría, que ya la iban a poner, pero las horas pasaban, la oscuridad cubría los pueblos y les tocaba resignarse a pasar otra noche sin luz.
“Pasamos días terribles. Inició con el apagón general por el problema en Picacho de Galipán, luego restablecieron la luz, pero nosotros continuamos sin servicio. Le preguntamos a la policía y nos dijeron que se habían robado unos cables en Naiguatá”, expresó Carlos Liendo, residente de Chuspa.
Exige que caiga todo el peso de la ley sobre los roba cables “porque es criminal que nos dejen a todos sin luz».
Resaltó que tiene familia y amistades en cada uno de estos pueblos y la situación por la que pasaron fue horrible. “Me vine hasta Tanaguarena para comprar hielo y llevar a Chuspa para poder resguardar los pocos alimentos que nos quedaban”.
Se dañó la comida
“No hay una casa desde Naiguatá hasta Chuspa donde se haya salvado el salado, además de que el calor era terrible”, manifestó Liendo.
Advirtió que muchas personas de la tercera edad se enfermaron. “El calor y las plagas no te dejaban pegar un ojo en las noches, por lo que los adultos mayores se descompensaron. Lo digo por mis tíos que viven en Naiguatá, Oritapo, La Sabana, Caruao y Chuspa, a quienes les dejé una bolsita de hielo”.
Sin señal de Movistar, Movilnet ni Digitel
María Alejandra Carrillo expresó: “Desde Los Caracas hasta Chuspa no tuvimos señal telefónica, ni siquiera la de Digitel, ya que Movilnet y Movistar siempre han teñido problemas. Esto ocasionó que las pocas personas que podían cargar sus teléfonos, ya sea con plantas o en sus carros, igual no tenían como comunicarse”.
La falla fue un duro golpe para los pescadores. “La pesca se paró. La mayoría terminó regalando el pescado o cambiándolo por espaguetis, arroz, granos o cualquier producto seco”.
Playeros no vieron luz
Gabo Suárez, bañista que pasó el fin de semana en La Costa, aseguró que las playas estuvieron full. “La playa de Chuspa y la de Los Rayitos estaban llenas pero los comerciantes no tenían nada que ofrecer. Algunos compraron hielo y vendían la cerveza en 2 dólares cada una, por lo que nadie la compraba. Otros remataban 7 cervezas calientes por 10 dólares”.
Destacó que hubiese sido un excelente fin de semana para los comerciantes, quienes no han podido recuperarse desde que llegó la pandemia en marzo del 2020. “La mayoría de estos comercios recibieron dólares, pues los puntos de ventas también quedaron fuera de servicio”.
Le impresionó la situación por la que estaban pasando los habitantes de La Costa. “Me fui preparado con una cava con hielo, comida y algunos postres para pasar el día. Hicimos una parada en casa de una familia a donde generalmente llegamos y les ofrecimos refresco, agua fría y comida, pues en sus caras vi la necesidad”.
Comentó que hizo una parada en Naiguatá “y fue terrorífico ver cómo las carnicerías y pescaderías regalaban su mercancía, pues aseguraban que pagar por una planta sería más caro”.
Los enfermos de covid-19 llevaron la peor parte. “El Gobierno debe tener plan B. Son seres humanos los que sufren y es muy triste que el hospital principal de esa parroquia no cuente con planta eléctrica para salvarle la vida a los pacientes”.
¿Quién paga lo que se dañó?
Antonio Blanco, habitante de Quebrada Seca, manifestó: “Fueron varios los bajones que ocurrieron antes de quedar completamente sin energía. Nos quedamos esperando a que se estabilizara la luz para constatar cuántos de los electrodomésticos se habían quemado».
Dijo que el Gobernador, a través de un comunicado emitido por el Jefe de Seguridad Ciudadana, Andrés Goncalves, pidió paciencia “y los habitantes la tuvieron, pero de igual manera no sirvió de nada, pues perdieron sus alimentos. Basta ya de promesas, queremos que actúen. Estamos cansados y desesperados, esto no lo merece nadie”./jd